Érase una vez un niño llamado Félix que fue a una fiesta de la Cabalgata Participativa de Hortaleza en el Claruja. Allí se encontró con Juan, el señor de los libros, que desde su puesto de la biblioteca le regaló un cuento sobre mitología griega. Félix se fue obsesionando con el cuento; se lo llevaba todos los días al colegio y se lo enseñaba a sus amigos en los recreos, quienes no tardaron en jugar a ser hombres con cuerpo de toros, perros de tres cabezas y dioses del inframundo.

Era tal la obsesión que el profesorado del colegio Filósofo Séneca decidió tratar el tema en una asamblea. Como buen colegio público que es, las profesoras de primero de Primaria decidieron dedicar el trimestre a saciar la curiosidad mitológica de su alumnado. No voy a ocultar que hubo quejas de familias diciendo que sus hijos llegaban a casa hablando de hermanos que se casaban con hermanas y de padres que devoraban a sus hijos, pero al final profesoras y familias abrazaron el proyecto en su contexto histórico y decidieron montar una obra de teatro griego para celebrar el fin de curso de primero de Primaria.

Como buen colegio público que es, decidieron dedicar el trimestre a saciar la curiosidad mitológica de su alumnado

Poco sabían las familias lo que les esperaba cuando traspasaron el umbral de la entrada del colegio y se encontraron con el gimnasio reconvertido en anfiteatro. Las profesoras-musas les dieron la bienvenida y los animaron a sentarse. El alumnado de quinto de Primaria entró para poner música en directo a la obra con sus xilófonos y un trombón. Tras entrar también unos pequeños dioses griegos, tímidos y triunfantes, comenzó la obra Las Filoseneas, que deleitó al público con cuentos mitológicos sobre el origen del mundo, del universo y de los fenómenos de la naturaleza.

“¡EL CAOS!”, gritaba un pequeño mientras la diosa Gea giraba y giraba en el escenario. Se explicó el origen de la palabra democracia y el público se emocionó con el teatro de máscaras, el baile de las musas y las narraciones en directo que acompañaron a los mitos de Dédalo e Ícaro, Perseo y Medusa, Teseo y el Minotauro. El Minotauro no dudó en colarse entre el público y las familias, asustadas, gritaron de felicidad.

Recordaron al público que, en este colegio, lo importante no es llegar, sino llegar juntos y juntas a la meta

Al terminar la narración, las musas invitaron al público a salir al patio para disfrutar del final de la obra: unas olimpiadas griegas muy especiales con carreras de velocidad y tiro de jabalina. Y fueron especiales porque, en la última carrera, los pequeños los sorprendieron interrumpiendo la competición para cogerse de la mano y llegar juntos hasta el final. Recordaron al público que, en este colegio, lo importante no es llegar, sino llegar juntos y juntas a la meta.

Y ahí fue cuando se paró el tiempo y me acordé del señor de los libros. Cómo me hubiera gustado que presenciara y disfrutara del valor del cuento regalado. ¡Si él supiera!

(Visited 469 times, 1 visits today)