Madrid puede ser para muchos una ciudad despiadada. Una urbe de más de tres millones de habitantes que bregan diariamente por abrirse paso en este “rompeolas de todas las Españas”, como decía el poeta. Pero hay también en ella lugares destinados a brindar refugio, consuelo o compañía. El proyecto Casa Grande nació con este fin. Cristalizó en 2018 en cuatro distritos, Carabanchel, Tetuán, Villa de Vallecas y Hortaleza, auspiciados por los presupuestos participativos y bajo la gestión del Área de Gobierno de Políticas Sociales como servicio de apoyo a la crianza para familias con hijos de entre 0 y 4 años.
En nuestro distrito se ubica en el edificio Josefina Represa, en la calle Matapozuelos del barrio de Canillas, en el interior del recinto de lo que fue el antiguo colegio Rubén Darío. La idea era crear un espacio común donde las familias se conocieran y recibieran la ayuda de profesionales de atención a la infancia para transitar acompañados el espinoso sendero de la crianza. El proyecto Casa Grande superó con creces todas las expectativas.
Los testimonios de algunas de las usuarias y usuarios del centro de Hortaleza lo corroboran: Masiel, mamá de Paula que cumple 2 años y acude desde los 7 meses, la describe como “una salvación”. En sus palabras, “para una familia monoparental, que vive en una casa pequeña y tiene a toda su familia lejos, poder relacionarse con otros nenes, disponer del apoyo de profesionales y otros padres, conocer Casa Grande fue un gran descubrimiento”.
El Ayuntamiento anuncia un nuevo modelo en el que integraría las Casas Grandes en ocho centros de atención a las familias
Con similares palabras se expresa Cristina, madre de Eric, de 2 años y medio: “Gracias a Casa Grande, creo que Eric tiene una mejor mamá”. También en el testimonio de Celia, la mamá de Paula de 2 años, es fácil sentirse reflejado: “No tiene precio disponer de un lugar para poder ir esos días en los que, sin saber cómo ni por qué, te come la ansiedad y empiezas a sentir que no estás en buenas condiciones para cuidar de un bebé”. Hay decenas de testimonios similares, padres, madres y empleados del centro que hablan de la necesidad de herramientas para salir adelante en episodios depresivos y la importancia de redes de apoyo.
Pese al rotundo éxito del proyecto, el pasado junio, el Ayuntamiento de Madrid anunció un nuevo modelo en el que integraría las Casas Grandes en ocho centros de atención a las familias (CAF), siete actuales y uno nuevo. Para las familias, la intención es clara: utilizar eufemismos para desmantelar Casa Grande por la puerta de atrás.
El análisis del nuevo pliego, que habría de entrar en vigor a partir de diciembre, demuestra que su propuesta no mantiene el modelo actual en número de profesionales, horarios, espacios ni enfoque y que la ampliación a una nueva franja de edad, con menos recursos, acentuaría los recortes en el grupo prioritario, el de primera infancia.
Por el momento, ya hay en marcha una campaña Salvemos Casa Grande, ha habido varias intervenciones en plenos distritales y la noticia ha saltado a los principales medios nacionales. Quien subestime el poder de unos padres y madres que sienten recortados sus servicios públicos se equivoca. La movilización acaba de empezar.