No hay mal que por bien no venga, y el vecindario de la Colonia Esperanza aprendió, tras sufrir una estafa que puso en peligro los ahorros de miles de familias, que la unión hace la fuerza.

En 1967, la promotora Nueva Esperanza dejó sin vivienda a más de 10.000 personas, pero los afectados crearon una cooperativa para resarcirse y lograr el techo que se les había arrebatado. “Nuestra opción fue crearla para tener lo que, para la mayoría, era nuestra primera vivienda”, explica Ángel Garcés, presidente de la cooperativa Virgen de la Esperanza.

Así se construyó el laberíntico barrio de torres y bloques en forma de hélice que se expande en la orilla sur de la Carretera de Canillas. En total, 3.330 viviendas que comparten servicios como la jardinería y el mantenimiento de los viales en una supracomunidad. También la calefacción, la joya comunitaria de la Colonia de la Esperanza.

Bajo una explanada de la calle Utrillas, conocida como el ‘parque de las calderas‘, se esconde la sala que calienta el barrio durante invierno. Cinco grandes calderas que producen 25 millones de kilocalorías a la hora, con recuperadores de calor y quemadores de “la mejor tecnología que existe en este momento”, presume Emilio Pizjuán, el responsable de su mantenimiento.

Calderas Esperanza 4 de 4Interior de la sala de calderas de Esperanza / Foto David Navarro

“Una sala de calderas centralizada tiene la ventaja de contar con equipos de eficiencia energética mayor que las calderas individuales de viviendas, eso permite un mínimo consumo y también una mínima contaminación atmosférica”, añade Pizjuán.

Ventajas que se traducen en el recibo de la calefacción. La autogestión permite a las familias de Esperanza tener calentitas sus viviendas de 110 metros cuadrados desde noviembre hasta marzo por 58 euros al mes, cuota en la que se incluye el mantenimiento de la red y de los radiadores de cada hogar.

También que el gas les salga más barato. La Colonia de la Esperanza evita los sobrecostes de las grandes compañías energéticas, y compra el suministro directamente al Gobierno argelino gracias a su asociación con otras mancomunidades madrileñas como la Meseta de Orcasitas. Lo dicho, la unión hace la fuerza.

Calderas Esperanza 2 de 4Panel de control de las calderas / Foto David Navarro

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