En contra de lo que muchos puedan pensar, las personas que practican artes marciales no son ni más agresivas ni más conflictivas que las personas que practican otros deportes, casi me atrevería a decir que todo lo contrario.
Alejandro Martínez, director del Estudio 47, lo sabe muy bien. Él lleva diez años dando clases a chavales de todas las edades. Estuvo trabajando en el Gimnasio HK y, luego, desde el año 2008, en el Estudio 47, situado en la calle Boyaca, número 1.
Aquí, se practican diversas disciplinas tales como MMA (artes marciales mixtas), boxeo desde los 14 años (grupos mixtos), kick boxing (también en grupos mixtos, este deporte de contacto de origen japonés combina técnicas de boxeo con otras artes marciales como kárate o boxeo tailandés), kenpo kárate (también de origen japonés, pero de evolución americana —como curiosidad, Elvis Presley era cinturón negro octavo dan en esta disciplina y algunos de sus famosos pasos de baile eran adaptaciones de movimientos de este deporte—) y defensa personal femenina e infantil a partir de los cuatro años.
Antes de los campeonatos, se realizan circuitos de tonificación y entrenamiento específicos para las personas que van a combatir.
Campeonatos y medallas
El trabajo en el gimnasio comienza a dar sus frutos: en el mes de marzo, Ángel del Campo Pérez, en la categoría de menos de 71 kg, se llevó, en Getafe, la Copa de España Amateur de K1. Los pequeños también van por buen camino, pues, en la categoría infantil de kenpo en técnicas de defensa personal que se celebró en Madrid el 21 de febrero, se llevó el primer puesto Yun Xiao y Daniel Cordero fue segundo en combate, también en categoría infantil.
Durante el fin de semana del 23 de abril, se celebró en Gerona el Campeonato de España de Kenpo, de donde también se han traído algunas medallas: Roberto Capacasale, subcampeón de la Copa España, categoría de combate continuo masculina; Yago Rivas Gaspar, medalla de bronce del Campeonato de España en la categoría de combate continuo infantil masculino; Lorena Romero Sigüenza, subcampeona de la Copa España en la categoría combate continuo femenino, e Irene Jiménez Ángel, subcampeona del Campeonato de España en la categoría de combate continuo infantil femenino.
Proyecto para fomentar la convivencia y el respeto
Sin embargo, las medallas y los campeonatos no son el fin en sí mismo, aquí, se trabaja desde dentro y, en muchas ocasiones, los premios son de otro tipo.
Julio Rubio, educador social, comenzó trabajando con chavales en el HK, ahora cerrado. Junto con un grupo de monitores con alta sensibilidad emocional y capacidades de comunicación, han creado un espacio de encuentro donde el boxeo es el hilo conductor y la excusa perfecta para reunir a grandes y pequeños, sin importar la nacionalidad ni la religión ni el sexo ni las ideas políticas, tampoco que sean personas en riesgo de exclusión social o personas sin ningún tipo de problema, ya que lo que se pretende es fomentar la convivencia y el respeto.
También mantienen una relación especial con aquellos jóvenes que tienen algún tipo de problemática social, con los que se trabaja en tres fases: En la primera, el objetivo principal es el chaval y se tratan los problemas existentes con la familia y con el colegio. Los chicos se comprometen a evitar peleas y, a cambio, reciben clases de boxeo. También se hacen salidas, como a la montaña, para favorecer la comunicación y crear lazos afectivos.
En la segunda fase, aumenta el nivel de disciplina, se establecen unos horarios y se centran más en el deporte. Además, comienzan a hacerse combates interclubes.
En la última fase, algunos chavales se derivan a otros gimnasios de confianza, donde saben que hay personas con sensibilidad social, antes, al HK y, ahora, al Estudio 47 y a la Fábrica, en Vallecas.
Los resultados son espectaculares. Este proyecto, realizado por personas de barrio y para el barrio, intenta crear un equilibrio entre chicos y chicas de diferentes edades y condiciones sociales y controlar la ira y la furia a través de la práctica del boxeo trabajando las emociones, que son tan difíciles, en ocasiones, de expresar, sobre todo, para los adolescentes.
Esperemos que, ahora, cuando piensen en las artes marciales, las vean con otros ojos, porque, en ocasiones, los golpes más fuertes no se dan con los puños.