Alebrije es un grupo madrileño que no responde a una sola etiqueta. Su música mezcla rock, folk, pop, blues y sonidos de raíz latina como la cumbia o el son jarocho. Nacieron en 2021, pero su historia empieza mucho antes, cuando Isabel Gil y Javier Ballesteros compartían escenarios teatrales y proyectos musicales como The Reverb o Beautiful Paine. Con los años llegaron las primeras composiciones propias, los ensayos sin prisa y, finalmente, el deseo de mostrarse al público con un proyecto que reflejara esa fusión vital y musical. Así nació Alebrije.

“The Reverb fue el germen de Alebrije y lo que nos impulsó fueron las ganas de mostrar en público nuestras canciones”, recuerda Javier. Desde entonces, han pasado por varias formaciones, pero han mantenido un núcleo creativo firme y una identidad cada vez más nítida.

El término alebrije no fue elegido al azar. Hace referencia a las criaturas fantásticas de la artesanía mexicana, híbridas e imposibles, como su música. “Nos identificamos con el nombre porque nosotros también tenemos algo de fusión de géneros musicales y de culturas”, explica Javier. Isabel coincide: aunque solo una canción del disco, “Día de muertos”, tiene referencias explícitas a México, “se respira algo mexicano, y latinoamericano por extensión, en la elección de algunos arreglos, en las letras y en los directos”.

Quien haya visto a Alebrije en directo sabrá que no son una banda al uso. Isabel pone cuerpo y voz a una interpretación escénica con raíz teatral, que conecta con el público desde la intensidad emocional: “Me gusta vivir los directos a tope, aquí y ahora”. Javier completa la idea: “En los directos se unen nuestras energías y sale algo nuevo, diferente”. Sus conciertos, que pueden variar entre el formato eléctrico y el acústico, reflejan esa versatilidad.

En 2023 publicaron Inmortales, un disco producido por Miguel Ángel Ariza (Última Experiencia, Wyoming y los Insolventes), en el que conviven la crudeza del rock y la sensualidad de los ritmos caribeños. Son siete canciones que hablan del amor, la vida y la muerte con sensibilidad y contundencia. “Algunas canciones nacen de un desengaño amoroso, otras en momentos de crisis existencial”, comenta Javier. La música como exorcismo, como catarsis personal y colectiva.

En Alebrije hay mucho de viaje, tanto interior como geográfico. Isabel recorrió el Cono Sur en 2015, y de ese trayecto nació “Dos catedrales”. Javier viajó en varias ocasiones a México entre 2010 y 2015, una experiencia que considera determinante: “Creo que sin esa experiencia Alebrije no existiría hoy, o sería algo muy diferente”. Musicalmente, beben de artistas como Drexler, Fito Páez, Los Rodríguez, Natalia Lafourcade, Bunbury o Radio Futura. También de la necesidad de no encasillarse: “Nos gusta probar lenguajes diferentes y coherentes con lo que nos gusta”, resume Jaime Molina, batería de la formación.

Aunque hoy viven en distintos puntos de Madrid, varios miembros de Alebrije tienen una vinculación directa con Hortaleza

Aunque hoy viven en distintos puntos de Madrid, varios miembros de Alebrije tienen una vinculación directa con Hortaleza. Javier se crio en el barrio y tomó su primera clase de guitarra en el Centro Cultural Hortaleza. Isabel también recibió clases de canto en el barrio. Igor del Barrio, bajista de la formación, recuerda sus años en Canillas, las fiestas populares, los parques, los locales de ensayo y los bares que definieron su educación sentimental y musical. “Las fiestas del audi, el concierto mítico de Barricada, los Ministers, El Alambique, el Tótem… todo eso estaba vivo en el barrio”.

Alebrije está trabajando en su segundo disco, un proyecto que, según adelanta Javier, tendrá “una doble vertiente: un coqueteo con los ritmos latinoamericanos, y una cara más rockera, incluso punk a veces”. No hay fechas concretas, pero esperan poder publicarlo entre finales de 2025 y principios de 2026. Mientras tanto, vuelven a los escenarios: el jueves 22 de mayo en la Sala Intruso (Madrid), con la incorporación de Irene Rodríguez al saxo y una revisión del repertorio, y el sábado 7 de junio en la Sala Tío Molonio (Valladolid), primera visita a la ciudad y estreno exclusivo de un tema nuevo que no volverá a sonar hasta que el disco vea la luz.

Alebrije no persigue una carrera meteórica ni cifras millonarias. Su apuesta pasa por la autenticidad, la conexión real con el público y el placer de compartir escenario. “Me conformo con poder seguir haciendo canciones y disfrutando de los conciertos con ellos”, dice Javier.

Y con eso basta. Porque hay bandas que se escuchan, y otras que se viven. Ellos están, sin duda, en el segundo grupo.

Alebrije

Portada de ‘Inmortales’, primer álbum de estudio de Alebrije.

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