«La música del arpa calmará sus corazones y arrullará sus almas.» Con esta arriesgada y emotiva frase daba comienzo la tercera jornada de Las Noches del Huerto, organizadas por la Asamblea del Huerto de Manoteras, y que tuvo lugar el pasado 3 de junio. La frase la pronunció Víctor Santal, un virtuoso del arpa celta, conocido como el arpista del Palacio Real. El arpa celta es de origen galés, al contrario que el arpa tradicional, que es de origen irlandés y bastante más grande pues puede llegar a medir más de un metro de altura.

Víctor Santal se presentó en el escenario vestido completamente de negro, con aire de bardo medieval y con un precioso arpa celta. La puesta en escena estaba servida. A pesar de la gran competencia que presentaba el concierto al coincidir con las Fiestas de Hortaleza, cerca de doscientas personas se dieron cita en el teatro de Huerto.

El concierto comenzó con un público dubitativo ante la incógnita de lo que le esperaba. Sonó en primer lugar la magnífica Brian Boru´s march, que tal como presentó Victor “se trata de una canción tradicional irlandesa que tendrá mil años de antigüedad. Brian Boru era un rey irlandés que tocaba el arpa celta y que se ganó el cariño del pueblo, que le compuso esta canción en su honor”. Eran los primeros acordes que presagiaban lo que iba a deparar la noche.

Poco a poco fue desgranando su variado repertorio y vinieron otras grandes interpretaciones de canciones de bandas sonoras de películas como El piano de Michael Nyman, Amelie y Goodbye Lennin, ambas de Yann Tiersen.

Canciones tradicionales irlandesas y escocesas, como The butterfly o la conocidísima Morrison jig fueron sonando con un público totalmente entregado. También hubo tiempo para temas clásicos, como el Canon de Pachelbel, y temas propios como la bellísima pieza Reencuentro con mi Ángel.

Un momento sorprendente de la noche fue cuando Víctor se atrevió con un tema de Metallica, Nothing else matters. La sensibilidad de esta y del resto de las interpretaciones acabó finalmente por acariciar el alma de los presentes, tal y como se había prometido.

Al finalizar el concierto, arpista y público se fundieron en una amena charla donde se fusionaron una vez más música y hortalizas. El arpa y el escenario fueron utilizados como un improvisado photocall.

“Quien iba a pensar que se pudiera oír un concierto de arpa en Manoteras,” comentó un vecino. Probablemente es la primera vez que un arpa pisa el barrio. Manoteras se mueve y esta efervescencia cultural hace que cualquier cosa sea posible.

Para el próximo viernes 10 de junio está programado el grupo Thesaurus harmonicus, que ha prometido sorprender a los que se acerquen al huerto.

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