Eran las fiestas de Cárcavas y al programa de Radio Enlace en directo se acercó un vecino afable y sonriente para decir que se sentía orgulloso de su nieto David, uno de los organizadores. Nos dejó una tarjeta en la que se leía “Manuel de la Mata Pina, escultor”.

Buscamos en el que llaman “pozo del saber” (Google) y no había ninguna mención, no aparecía ninguna obra, ninguna exposición. ¿Quién era aquel hombre vital de 84 años? La tarjeta nos llevó a la avenida de la Virgen del Carmen. Allí reencontramos a Manuel y descubrimos al artista.

Dos horas de conversación en un parque no son nada para una vida intensa pero sí lo suficiente para remover recuerdos. La risa y el sentido del humor son su distintivo.

PREGUNTA: ¿De qué te vino lo de escultor?

RESPUESTA: Mi abuelo Juan José de la Mata modeló a Alfonso XIII, mi primo hermano Ángel de la Mata también es escultor. De pequeño siempre me ha gustado el dibujo. En el colegio mi maestro siempre decía “será posible que este niñito dibuje mejor que yo”.

P: ¿Y tus padres?

R: Mi padre era escultor pero también policía secreta. Tenía coche de la policía. Estábamos en Valencia, zona roja, y cuando entró Franco miré para arriba y vi el cielo porque había caído una bomba.

P: ¿Huyó tu familia?

R: Había un barco para llevarnos a Rusia, pero mi madre no quiso salir y mi padre se entregó. Pasó cuatro años en la cárcel. Mis hermanos y yo estuvimos cuatro años internos en colegios de Bilbao. Si no llega a ir mi madre a por nosotros, me hubiera hecho cura. Cuando nos sacó, nos fuimos a Rancho Grande en Madrid.

P: ¿Cómo aprendiste?

R: Estuve en el taller de mi abuelo y se me daba muy bien porque lo vivo.

P: ¿Y el salto al mundo laboral?

R: Entré en los estudios CEA con Francisco Rodríguez Asensio con 14 o 16 años.

P: ¿El mundo del cine?

R: Empecé a modelar figuras grandes y decía Asensio “cómo modela este niño” porque hacía las manos, las venas… perfectas. Pero no solo para el cine. Hice una figura de aproximadamente de tres metros en un centro comercial de Callao en “estico” (poliespán), retocado con escayola. Fui uno de los primeros que trabajó el poliester en España.

P: ¿En qué películas has trabajado?

R: Muchísimas. Siendo muy joven hice el Doctor Zhivago como jefe de decoración español. Había otro jefe inglés. Para Orgullo y pasión (Frank Sinatra, Sophia Loren y Cary Grant) hice dos cañones de poliéster que tendrían cinco o seis metros y disparaban de verdad. El poliéster tiene mucha fuerza.

P: ¿Cómo era tu relación con los actores?

R: A mí los actores me querían muchísimo. Hice tantas mascarillas de actores para sus dobles que ya ni me acuerdo. Yo he conocido a Carmen Sevilla,  a Sara Montiel… cuando iban a los decorados, al plató. Me veían tan joven y con los dibujos… y me abrazaban (sonrisa).

P: ¿Cuál fue la más bella?

R: María Félix, según la prensa de entonces, era la mujer perfecta, la más guapa. Posó desnuda y la estuve modelando pero el que llevaba todo era mi jefe. Yo me quedé con él para poner el barro aunque se me caía de las manos. ¡Tan joven! (risa) Pero no era tan perfecta del todo porque tenía la voz de hombre (risa).

P: ¿Alguna te pidió algo especial?

R: Cuando 55 días en Pekín, Ava Gardner me pidió que le arreglara el baño, porque yo he hecho de todo (risas).

P: ¿Y nunca actuaste?

R: Juan de Orduña me dijo que tenía un tipazo y me ofreció ser actor. Entonces le cedí el puesto a Paco Rabal, que era electricista y su novia en el teatro cobraba más que él.

P: ¿Siempre en el cine?

R: Cuando aflojó lo de la CEA, fui al taller de un escultor y le gustó cómo modelaba. Pues hice la portada del rascacielos del Edificio España, que lo ha comprado un chino y parece que lo quieren quitar.

P: ¿Visitaste más talleres?

R: He trabajado en el Valle de los Caídos con Juan de Ávalos. Hice la parte del sótano que parece como un túnel y una de las figuras. Un días estábamos junto la tumba de Franco y de José Antonio y me preguntó que qué me parecía “la lápida del Generalísimo”. ¡La hora en que gasté una broma! Dije que le hacía falta un agujero para que, cuando se lo coman, salgan los gusanos a vomitar. Fue una broma que casi me cuesta… (risas). Yo es que siempre estoy de broma.

P: ¿Dejaste los decorados?

R: No, después fui a Televisión Española, pero entré con la condición de que contrataran a mi hijo. Con la televisión podías entrar en todos los lados.

P: ¿Qué recuerdas de ese periodo?

R: He conocido mucho a Adolfo Suárez; honrado de verdad. También a Felipe González. Un día que iba con la camisa abierta y el carné boca abajo le dije: “Felipe, ponte bien el escudo que parece que estás diciendo que la televisión va a ir para abajo”.

P: ¿Cuál ha sido el trabajo más importante?

R: A mi hermano Luis, que tenía un estudio por Tetuán, le salió un trabajo en la Universidad de Alcalá de Henares. Hay que buscar un artista que modele el gótico, el Luis XV, el Luis XVI… Fui a la Universidad y me pusieron un banco diciéndome que hiciera lo que se me ocurriera, una virgen y empecé “pum pum” y dijeron “este tío vale, este tío vale”. La prueba que hice se quedó en un museo de Alcalá. Decoré la Universidad de Alcalá.

P: ¿Cómo te documentabas?

R: Tenía libros pero el arte lo tengo en la cabeza.

P: ¿Cuándo te fuiste a Cárcavas?

R: Tenía cuarenta y tantos años y ganas de tener un taller. Mi taller en las Cárcavas tenía 170 metros. Es donde yo hacía figuras. He hecho decoraciones muy bonitas, de verdad.

P: ¿Hay algo tuyo en este distrito?

R: Para el centro Colombia hice unos arcos árabes, pero ya no están. Al cura de Cárcavas le he dado figuras. A mí me han querido coger en Hortaleza para enseñar a modelar. Puedo enseñar muchas cosas pero explicar una figura y equivocarme me hundiría.

P: ¿Qué le pedirías a la Junta Municipal?

R: Un local en el que enseñar a trabajar el “estico” para sacar moldes en escayola o silicona. Me gustaría seguir haciendo arte. Lo que más me gusta en esta vida es el arte. Y sueño. No duermo por la noche casi y me veo en la CEA trabajando en el cine.

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