Para unos Yihad es el compañero de Manolito Gafotas. Para otros, yihad es «esfuerzo» o «superación». También para algunos es «guerra» contra quienes no admiten la sumisión a su Paz de Alá.
El 7 de enero los medios de comunicación difundían la noticia del atentado contra el semanario satírico francés Charlie Hebdo. El «mundo» clamó contra ese crimen contra la libertad de expresión.

El 10 de enero Hortaleza en Red publicaba ‘En Hortaleza somos Charlie Hebdo’. Ese mismo día la Junta Municipal había denegado el uso de un espacio público para ‘Cambiar Hortaleza’, es decir, para el diálogo y la creación.

El día 11 de enero, el profesor Noam Chomsky recordaba el ataque de la OTAN en abril de 1999 contra la televisión pública de Serbia con resultado parecido al reciente ataque yihadista, una noticia que entonces pasó desapercibida. Ese mismo día millones de franceses y cuarenta «líderes mundiales» se unían en las marchas de la dignidad. Las tensiones no fueron pocas. ¿Era una defensa de la libertad de expresión?

Los valedores de la Ley Mordaza se frotaban las manos. El día 14 de enero Europa Press publicaba que los jueces de la Audiencia Nacional coincidían en endurecer la Ley de Enjuiciamiento Criminal para castigar el terrorismo yihadista.

Una alegría del Tribunal Supremo. Los alumnos desde tercero de la ESO tienen derecho a hacer huelga sin que se les sancione y sin la firma de mamá o papá. Pero hay condiciones; así es la vida. El derecho individual a la huelga solo es válido si se ha decidido en asamblea. Para la responsabilidad penal a los catorce años no se precisa una decisión asamblearia.

Los centros educativos tampoco se caracterizan por la libertad de expresión ni por promover asambleas. Una representante del Sindicato de Estudiantes era sancionada con un parte por colgar en el IES Rosa Chacel varios carteles convocando a la enésima manifestación contra la Ley Wert y solo le habían autorizado a uno. ¿Qué le habría pasado de hacer huelga sin asamblea?

Caen las hojas del calendario, cae la memoria mientras se borran los matices de lo inmediato y cae la vergüenza sobre los actores de una sociedad que se autoproclama democrática. Los dos pactan la prisión permanente revisable. ¡Cadena perpetua! Para los pro-vida es el regocijo, la pena de muerte está más cerca. ¿Cuándo llegará el siguiente apretón de manos?

Mientras Pascual Serrano grita “la prensa ha muerto, ¡viva la prensa!” y acumula anécdotas, manipulaciones y curiosidades de ese mundo de la desinformación en manos de grupos de riesgo y sociedades de inversión, esta publicación vecinal se atreve a abrir una nueva ventana al mundo, una web que es un canto a la libertad de expresión porque nace de la necesidad de verdad que alimenta nuestra curiosidad y nos da vida. ¿Podremos decir «Je suis HPV»? ¿O mejor, “liberté d’expression? ¿ Incluso, “hurriya attaabir”? O simplemente, ¡libertad de expresión!

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