El nuevo trabajo de Smart Dress refleja su insobornable pasión por los sonidos de raíz afroamericana: soul, rhythm & blues y modern jazz. Su regreso a los escenarios es una inmejorable excusa para charlar con el grupo.
PREGUNTA: “Somos ninguno, mejor ni peor, por supuesto seguro que iguales no” era vuestra proclama de individualismo modernista en el tema ‘Más de un millón’. ¿Puede uno seguir manteniendo los principios y valores que le inspiraban en la juventud?
RESPUESTA: La actividad, las inquietudes, nos mantienen vivos; una actitud no juvenil, sino de actividad permanente en un montón de frentes. No ha perdido nada de vigencia la letra: hemos metido nuestras vidas adultas profesionales en nuestra forma de vida, no hemos renunciado a ella.
De una forma más o menos explícita, apostasteis vincularos a la escena modernista. ¿En qué medida os resultó útil para abriros camino como banda?
No es que estuviéramos vinculados, es que éramos parte activa de la misma. No teníamos que decir que éramos esto o aquello para que nos llamaran los mods, tocar en eventos por y para mods era lo natural. Por lo tanto, no teníamos que seguir clichés, ni adornarnos: éramos así.
En 1987, participasteis en el concurso de bandas pop-rock que convoca la Junta Municipal de Hortaleza. Fuisteis finalistas y publicasteis dos temas en el LP recopilatorio del evento. ¿Cómo recordáis aquella experiencia y qué representó para vosotros?
Como chavales de barrio, dejarnos tocar en un auditorio grande de verdad, conseguir meternos en un estudio de verdad, y encima el de Toni (guitarrista de Los Bravos), fue una pasada. Lo pasamos muy bien, lo hicimos lo mejor que supimos y empezamos a comprobar aquello de que la ruina de la música de los ochenta era que no se sabía producir, y menos nuestra música.
Siendo vecinos de un barrio donde la preponderancia musical ha sido del rock o el punk, ¿era sencillo transmitir el concepto de banda en ámbitos que trascendieran la esfera mod?
Bueno, en el barrio sí que éramos raros. Lo natural y casi tradicional era o ser jevi, o dar la paliza con el “abre la muralla”, pero era un momento en el que mucha gente quería salirse de lo habitual: en San Lorenzo había rockers, mods, punkis…
En el nuevo EP, habéis contado con viejos compañeros de batalla como Sergio Albentosa al teclado (Goldfingers) o Igu a la voz y a la armónica (The Allnighters). ¿La grabación obedecía a una apetencia o pretendéis darle continuidad si recibís propuestas para actuar?
El resultado es el que es, fabuloso pensando en el tiempo disponible y la clase de banda que somos. Una banda pensada para grabar y presentar un disco, un capricho en plan: “solo me embarco en el proyecto si el cantante es mi amigo Igu, el teclista mi amigo Sergio, el bajo José Manuel”. El grupo ya lleva varios conciertos y, bueno, dentro de la dificultad logística que entraña, la cosa marcha bastante bien.