Estamos de enhorabuena. El ínclito concejal David Pérez tiene a bien ilustrarnos con su sabiduría sobre política y, qué demonios, sobre la vida misma, porque este hombre es una lumbrera.

En un artículo reciente en El Debate (sí, el heredero digital del periódico que también era propiedad de la Asociación Católica de Propagandistas) identifica con gran sagacidad los síntomas de lo que llama la “captura autocrática” que amenaza a la democracia. Entre otras: “Despreciar y perseguir a la oposición democrática. Someter y marcar a la oposición interna (…) Establecer una espiral del silencio para todo lo que afecte a su gestión”. No seas tan duro contigo mismo, David. ¿Acaso estás leyendo la agenda del día en Hortaleza bajo tu mandato? Porque perseguir a las asociaciones vecinales o a la radio del distrito, asfixiarlas económicamente o negarles todos los espacios se parece bastante a lo que describes.

Pero es que a este hombre Hortaleza se le queda pequeña (lástima que Ayuso no piense lo mismo que tú, ¿eh, David?). En lo que probablemente sea su opus magnum, el tomazo Técnicas de comunicación política. El lenguaje de los partidos, de 2003 (el año del tamayazo, por entendernos) ese sabio que adorna el palacete Villa Rosa analiza finamente el discurso de las formaciones políticas. Para criticar uno de sus blancos preferidos, la demagogia, recurre a Mein Kampf, ese manual de Adolfo Hitler. Cita así (p. 116): “Es siempre más difícil luchar contra la fe que contra la sabiduría (…) Quienquiera que anhele adueñarse de las masas debe conocer la llave que abre la puerta de los corazones”. Visto lo del otro día en las Fiestas de Hortaleza, sin comentarios, David.

Porque digo yo, tanto criticar los procedimientos antidemocráticos, tanto predicar un Madrid, Sociedad Abierta (título de su nunca suficientemente ponderado y añorado blog), tanto demonizar la demagogia y promover la comunicación democrática de los partidos… y el día que te toca hablar ante los vecinos de Hortaleza, en el pregón de las Fiestas, en vez de afrontar la crítica democráticamente, te escondes detrás de los pregoneros y de una megafonía demente a unos decibelios que secaban el pelo (y las neuronas) con Carlinhos Brown y su ‘Maria Caipirinha’. No sea que se te entienda, ¿no?

Tu apego a la democracia y tus críticas a la demagogia que dirías chavista se tradujeron en convertir una canción alegre en un arma de destrucción masiva contra una protesta pacífica. Tal vez te imaginabas como William Kilgore, el comandante del escuadrón de helicópteros de ataque interpretado por Robert Duvall en Apocalypse Now que masacra una aldea de campesinos vietnamitas cabalgando sus aeronaves como una valquiria. Un tipo duro, vamos.

Pues te doy tres noticias que igual se te han pasado. Kilgore es un pirado, no un demócrata. Todo el esfuerzo de los Estados Unidos en Vietnam terminó en derrota. Y al menos el coronel Kurtz, el personaje de Marlon Brando en la película, llevaba la cabeza afeitada. Córtate un pelo, anda, David.

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