Soy madre de un niño de un colegio público del distrito donde se está votando sobre la jornada escolar. En principio, no debería suponer más que una votación en la que los padres decidan la jornada que crean más conveniente para sus hijos, pero en nuestro colegio se han producido una serie de acciones poco éticas dirigidas a silenciar a los que no quieren la jornada continua y así inclinar la balanza a su favor.

Tras el inicio del procedimiento para decidir sobre la jornada en el consejo escolar del centro –donde, además, como representante de padres hay un profesor también padre, por lo que se produce un claro conflicto de intereses en este tipo de decisiones–, se programa una reunión informativa, pero claramente a favor de la jornada continua.

Se envían circulares informativas con un resumen dirigido al cambio: con el cuadro de la jornada continua en verde y el de la partida en rojo, plazos y ratios para que la elección salga adelante. Los profesores en clase se dedican a hacer propaganda hablando a los niños de las bondades de la jornada continua y estos pidiéndola en casa.

Viendo el color que estaban tomando las cosas me movilicé. Me quejé al colegio y les pedí que se mantuvieran neutrales y divulgaran también información sobre la jornada partida.

Me respondieron que no podían decir que la jornada continua era mala “cuando había salido del propio colegio la propuesta”, pero yo solo les pedía que pusieran información en los dos sentidos para que los padres pudieran tomar una decisión sabiendo las consecuencias que a todos los niveles iba a suponer el cambio de jornada.

Existe información sobre los pros y los contras de cada tipo de jornada escolar en la Federación de la Comunidad de Madrid de Asociaciones de Padres y Madres del Alumnado

Solicité lo mismo al AMPA de nuestro cole, cuya directiva es casi toda projornada continua, pero me contestaron el 22 de febrero, cuando ya no había tiempo de reacción.

Dos frases me han llamado la atención en las respuestas del AMPA: “Cada cual puede buscar la información por sí mismo”. Efectivamente, tanto los unos como los otros. “Cada cual ya tenía clara su decisión”. Es posible, pero, si es así, ¿por qué tantas trabas a que fluya la información?

En resumen, a los padres que no son partidarios de la jornada continua se les ha cerrado toda vía para dar información a los demás padres. El único medio que han tenido a su alcance son los grupos de WhatsApp de su clase, que, reconozcamos, no es lugar donde poner ese tipo de información, porque crea polémica y muy mal ambiente, además de llegar a pocas personas.

Por todo ello, animo a las madres y padres que se encuentren en mi situación a que accedan a la información que pueden encontrar sobre los pros y los contras de cada tipo de jornada escolar en la FAPA Francisco Giner de los Ríos (Federación de la Comunidad de Madrid de Asociaciones de Padres y Madres del Alumnado).

Muchas gracias por darme voz.

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