El kárate es un arte marcial de autodefensa de origen japonés que se encuentra basado en golpes secos realizados con el borde la mano, los codos o los pies. Todos son iguales en un tatami, el afán de superación y la autoestima empiezan por entender y aceptar los propios errores y comenzar a superarlos en el día a día y sin reparar en esfuerzos.
Carlos Redondo Gómez, graduado en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte y monitor de kárate en el centro deportivo municipal Hortaleza, nos explica que “a través de técnicas físicas (cambio del centro de gravedad, el equilibrio o el control del cuerpo), los alumnos practican movimientos de defensa y de ataque y adquieren ritmo en ellos. También se aprenden los conocimientos de aspectos técnicos y la diferenciación de katas”.
Su trabajo tiene predicamento en nuestro distrito. En febrero tuvieron lugar los Juegos Deportivos Municipales que organiza el Ayuntamiento de Madrid con la colaboración de la Federación Madrileña de Kárate, que se desarrollaron en el polideportivo de San Blas. Los karatecas hortalinos quedaron en muy buen lugar, ya que, de los 37 chavales (niños y niñas) que participaban, 31 obtuvieron medalla.
BENEFICIOS
Es un deporte recomendado para los más pequeños. Se realizan juegos reglados y adaptados para ir incorporando el aprendizaje de los fundamentos técnicos del kárate.
Carlos hace hincapié en que se trabaja desde el respeto y la aceptación de las normas y que, aunque es un deporte de contacto, en las competiciones, se refleja lo aprendido en las clases, por lo que no se producen manifestaciones violentas de ningún tipo.
Al comenzar desde edades tempranas, los niños mejoran la coordinación, la resistencia, la fuerza, la velocidad, la flexibilidad, la autodisciplina y la psicomotricidad.
MÁS QUE UN DEPORTE
En el polideportivo Hortaleza entrenan, según edades, desde prebenjamines a cadetes (de 6 a 15 años) y senior, a partir de los 16. Y no solo disfrutan los más pequeños, ya que este deporte engancha. Si no, que se lo pregunten a David o a Sergio (40 y 24 años respectivamente), que entrenaban con la misma energía e ilusión que los más pequeños.
Para ellos, la práctica del kárate es algo más que hacer deporte, pues no solo se trata de aprender una técnica. Para los más pequeños, el objetivo principal es conseguir que disfruten mientras van aprendiendo las normas. Según se va creciendo, los objetivos se van ampliando y se convierten en un modo de vida. Gracias al autodominio, la rectitud, la lealtad y la paciencia que se precisan, este deporte será por fin olímpico en el 2020 y tiene multitud de seguidores, cuyo objetivo final es lograr el equilibrio entre cuerpo y mente.