Nos encontramos en el bulevar de Añastro, bajo nuestros pies hay una resbaladiza alfombra de hojas amarillas, hace una tarde muy fría. Pedro Collantes está acostumbrado al frío, a ir de aquí para allá, a ir y a volver. Primero se fue a Valladolid. “Estudié montaje de cine en Madrid y luego hice unos cursos de verano en la Universidad de Valladolid, era un posgrado, quería profundizar un poco más en la historia y el análisis de cine, veíamos tres películas al día y venían a dar seminarios la gente buena de España”. Pedro estuvo casi una década viviendo fuera de nuestro país. “En 2008 me fui a Noruega, mi pareja era vikinga, estudió un Erasmus aquí, así que cuando terminó me fui para allá”. La curiosidad y el amor le retuvieron tres años en Noruega, la distancia le ayudó a comenzar a sacar adelante sus primeros cortos.

Hablamos de la identidad, de la búsqueda de uno mismo cuando se está lejos de casa, de tu gente, de la cultura que conoces. “Hice tres cortos y ahí nació el gusanillo, quería dirigir más, pero aunque sabía un poco de noruego, no me sentía capaz de estudiar en ese idioma, así que busqué un programa en inglés y acabé en Ámsterdam. De camino a España hice una parada intermedia y me quedé ahí…”, cuenta este cineasta que, en 2018, fue invitado a formar parte de la Academia de Hollywood.

CINE DE BARRIO

Pedro es menudo y aparenta muchos menos años de los que tiene, que son 40. Nació en el barrio y vivió aquí hasta acercarse a la veintena. “Lo que más recuerdo de esos años eran los cines de Manoteras y todas las películas que había en versión original, era una buena opción a las salas del centro de Madrid, esos cines son una joya de Hortaleza, no hay muchos así”.

Pedro, ahora vive en el corazón de la ciudad, pero su familia continúa viviendo en la colonia El Bosque. Su madre, una mujer empeñada y muy luchadora, es María Isabel Bayonas, fundadora de la Asociación de Padres de Personas con Autismo (APNA) en España. David, el hermano de Pedro, un chaval sonriente del barrio, ha sido el eje sobre el que siempre ha girado la vida familiar. “Cualquier persona que crece en una familia en la que un miembro tiene discapacidad, sabe que tiene que ajustarse a eso, necesitas ser capaz de entenderte, empatizar y saber entender esa discapacidad, eso te define. Sí que hay un tema recurrente en mis historias, el diálogo y el ser capaz de ponerte en el lugar del otro”.

“Me gusta más un cine sin artificios, sin mucha filigrana. Apegado a la realidad y con una mirada muy humana”

Los temas sobre los que escribe son experiencias propias. “Prefiero escribir sobre cosas que he vivido, cercanas, no son autobiografías, pero siento que soy más honesto al hacerlo”. Le gusta hablar sobre las relaciones humanas, los cruces de caminos. Sus cortos tienen un componente literario que me llama la atención. Se sorprende cuando se lo digo, pero luego se reconoce en ese tipo de cine. «Me gusta más un cine sin artificios, sin mucha filigrana. El diálogo es como el 80% de la última película. Mi gusto es ecléctico en el cine, pero tengo predilección por el cine más naturalista, muy apegado a la realidad, con una mirada muy humana. Me gusta el teatro y la literatura, quizá por eso mi cine es así”.

Hablamos de los meses duros del confinamiento. A Pedro le pillaron rodando en Madrid su primer largometraje, El arte de volver. “No logramos terminar el rodaje a tiempo, nos cogió cuando todavía nos quedaban escenas por terminar, no muchas, rodamos en la Casa de Campo y aquí cerca, en casas que estaban por la zona del Liceo Francés”.

Pedro no tiene muy claros los límites del distrito de Hortaleza, así que le dibujo mentalmente las fronteras, ambos nos sorprendemos de lo grande que es. “Hubo muchos cambios en el rodaje, era un rodaje muy cortito, solo 11 días y comenzamos el 2 de marzo, así que nos pilló todo, creo que grabamos tres o cuatro secuencias por aquí… Durante esos días fueron pasando cosas. Tuvimos que improvisar una residencia de ancianos ya que, lógicamente, era impensable rodar en una de verdad. Era eso o no terminar la película. El contraste de estar con una actividad frenética a tener que meternos en casa fue tremendo, y luego la incertidumbre, claro, como todo el mundo, no saber si podríamos terminar, ni cuándo”.

CON LOS PIES EN EL SUELO

El arte de volver se estrenó en septiembre en la Mostra de Venecia y ha llegado a los cines en diciembre. El trabajo de Pedro Collantes se financia con su propio dinero, por subvenciones del ICAA, de la Comunidad de Madrid y también lo ha apoyado el Canal Arte francés y Movistar. «Muchos cortos han sido ejercicios del máster de cine. Ha habido una evolución, los cortos eran cada vez más largos» La progresión que ha seguido el trabajo de Pedro parece estar muy bien meditada. «He intentado siempre que mi trabajo fuera un reto, pero además que yo pudiera asumirlo. Este largo es un largo rodado en once días con solo 150.000 euros, es un diseño de corto profesional».

Pedro sigue presentándose a premios, algo que es una posible salida en este país. “He tenido mucha suerte, yo sabía que algún día dirigiría, pero también sabía que tenía que vivir primero un poco, que no tenía todavía mucho que contar. Trabajo de montador y eso me permite aprender y ganar dinero, claro. Pero siempre estás en la cuerda floja, rara vez sé dónde voy a estar dentro de un año, mi vida es a seis meses vista”. Sonríe.

"Sabía que algún día dirigiría, pero también que tenía que vivir primero un poco, que no tenía todavía mucho que contar"

Quiero saber si desde jovencito, su familia lo ha apoyado en esto de crear, algo que no siempre ocurre. «Los estudios de cine eran más caros que los otros y eso me daba un poco de reparo, así que trabajaba los fines de semana para poder pagarlos. Pero ellos siempre apoyaron mi decisión de dedicarme al cine».

Terminamos con algún consejo o recomendación a aquellos jóvenes hortalinos que les guste esto del guion, montaje y dirección de cine. «Si quieren hacer cine que estudien cine, busquen un buen sitio para hacerlo, no todos sirven y, bueno, a hacer cine se aprende haciendo cine».

Nos despedimos. Después de la entrevista se va a visitar a su madre. El bulevar se queda frío y desierto. Estoy segura de que Pedro Collantes tiene por delante una estupenda carrera cinematográfica sin artificios ni filigranas.

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