La ciudad de Madrid acogerá dentro de un año el Gran Premio de España de Fórmula 1 en un circuito urbano bautizado como Madring que se construye a toda prisa en los recintos feriales de Ifema frente a viviendas del distrito de Hortaleza. Vecinos y vecinas de los barrios afectados, junto a otros del distrito de Barajas, han formado la plataforma Stop Fórmula Madrid, que el pasado domingo 14 de septiembre llevó su protesta a la Puerta del Sol para denunciar el apoyo de las administraciones madrileñas a un evento que está provocando «la desaparición de cientos de árboles, generará graves problemas de movilidad y es perjudicial para la salud y el descanso de los residentes de la zona, que tendrán que soportar ruidos muy por encima de los límites que establece la normativa», enumeran desde la plataforma.
“Nuestros barrios no son un circuito”, proclaman los integrantes de Stop Fórmula 1 Madrid, que pretenden impedir un proyecto “disparatado y especulativo” que “solo generará problemas” para las miles de personas que residen en barrios como Las Cárcavas-San Antonio, Valdebebas, San Lorenzo o Villa Rosa, en el distrito de Hortaleza. «Es un esperpento que viene a invadir la paz y el buen vivir de los vecinos», explicó el portavoz de la plataforma, Constantino Blanco, a los medios congregados el domingo en la Puerta del Sol, a muy pocos metros del reloj colocado en una de las bocas de Metro en la céntrica plaza y activado un día antes por la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, y la vicealcaldesa de la ciudad, Inma Sanz, para marcar la cuenta atrás de la celebración del Gran Premio de España, previsto entre los días 10 y 13 de septiembre de 2026.
La plataforma, en la que también participan colectivos ecologistas y vecinales, denuncia la “fortísima contaminación acústica y atmosférica” que provocará el Gran Premio de España que promueven el Ayuntamiento y la Comunidad de Madrid. “Los propios estudios previos concluyen que el circuito generará niveles de ruido muy superiores a los admisibles legalmente, además de que será un importante foco de contaminantes atmosféricos. De hecho, para la celebración de la Fórmula 1 es necesario que el Ayuntamiento suspenda temporalmente la ordenanza sobre niveles de ruidos admisibles”, recuerda la plataforma.

Manifestantes con casco y volante, simulando ser conductores de Fórmula 1, el pasado domingo en Sol. MARÍA ROLDÁN PAZOS
Este verano, las obras del circuito (adjudicadas a las empresas Acciona y Eiffage por algo más de 83 millones de euros) ya han supuesto la tala y el trasplante de cientos de árboles, como los olivos centenarios de la Vía de Dublín que fueron arrancados en pleno mes de julio con temperaturas de casi 40 grados. Además de la actual construcción del circuito, «que se realiza incluso en horario nocturno perturbando el descanso del vecindario» —asegura la plataforma— los preparativos del evento conllevarán “cinco meses de obras anuales durante los diez años que acogerá el Gran Premio de España de Fórmula 1: tres meses de montaje, además de mes y medio de desmontaje que serán una verdadera tortura para el vecindario, aparte de los problemas de movilidad, de interrupción del transporte público y de congestión que se generarán”, añaden los vecinos afectados, que también alertan de la posibilidad de que el futuro circuito albergue más carreras cada año, con un proyecto “desarrollado sin las debidas consultas a la ciudadanía, sobre todo la más cercana al circuito, faltando al principio de transparencia de las administraciones”.
Además de los ruidos, talas y molestias, la plataforma Stop Fórmula 1 Madrid denuncia el “despilfarro de fondos públicos” que supone la construcción y mantenimiento del circuito en Ifema, un consorcio participado por Ayuntamiento y el Gobierno regional. “Por pasadas experiencias como la de Valencia (donde la Fórmula1 dejó una deuda de 300 millones que pagó la ciudadanía) se teme que los grandes beneficios vayan para unos pocos mientras las pérdidas que suponga el proyecto las acabaremos pagando los madrileños a través de dinero público, que dejará de invertirse en actividades de interés social”, expone la plataforma.
En primera línea de la Fórmula 1: un circuito enfrente de casa
24 horas antes de la protesta, algunos miembros de la Stop F1 Madrid acudieron con sus pancartas amarillas al acto en el que se activó un reloj con la cuenta atrás para el Gran Premio de España en Madrid. Un cronómetro situado junto a la Real Casa de Correos, el edificio que alberga la presidencia de la Comunidad de Madrid. Durante el acto, Isabel Díaz Ayuso calificó la Fórmula 1 como un evento «alegre» pensado con «cariño» a favor de «la libertad del deporte» y la «prosperidad». “El mundo del deporte se ensancha y, sobre todo, el mundo de las oportunidades, de la competición sana”, añadió Díaz Ayuso. La Comunidad de Madrid es una de las propietarias, junto al Ayuntamiento de Madrid y la Cámara de Comercio, de Ifema, el consorcio que gestiona los recintos feriales y promueve el circuito de Fórmula 1, que según sus estimaciones generará en la región más de 450 millones de euros anuales de ingresos y 10.000 puestos de trabajos directos durante los diez años en los que pretende acoger las carreras.

La vicealcaldesa, Inma Sanz y la presidenta regional, Isabel Díaz Ayuso, durante la activación del reloj que marca la cuenta atrás para la celebración de la Fórmula 1 en Madrid. CAM





Son algunos pocos vecinos y unos cuantos camaradas socialistas a quienes les interesa más hacer oposiciones a Ayuso que las supuestas reivindicaciones que reclaman . Por cierto, en Valdebebas somos 32.000. A eso hay que sumarle los vecinos de otros barrios circundantes por lo que esos cinco gatos que ahi estuvieron no representan nada. Ahora habrá que esperar si Danchez pretenderá hacer el mismo sabotaje que hizo contra la vuelta ciclista a España
Creo entender a este representante de los 32.000 vecinos de Valdebebas… que los que nos manifestamos (más de sus 32.000 representados) en contra del genocidio de Israel en Gaza… hicimos un sabotaje?… que mal están las cabezas
Es verdad que acude muy poca gente a las movilizaciones, los ciudadanos somos así de acomodados. Pero de ahí a asumir que los 32.000 que no van es que están de acuerdo es muy valiente.
En cualquier caso, a esa movilización acudió más gente que a la convocatoria de inversores privados: ni uno solo ha accedido a poner un duro de su bolsillo para esta locura. Y eso, en la lógica de mercado, solo significa una cosa: esta carrera será un desastre insostenible, no generará beneficios para nadie, la pagaremos (la estamos pagando ya) todos los madrileños y se lo llevarán muerto los cuatro constructores de siempre.
Y por el camino generarán muchas, muchas, muchas molestias inútiles a los vecinos de alrededor. Otra payasada más.