En la Oficina de Apoyo Mutuo de Manoteras (OFIAM), tras casi cinco años de recorrido, queremos seguir caminando, pero vemos la necesidad de replantear el proyecto para mantenernos fieles a los objetivos que nos marcamos durante el invierno de 2012.
La idea de que la OFIAM sea el germen de un futuro sindicato de barrio adquiere fuerza dentro del propio proyecto. Pero, ¿qué es un sindicato de barrio? Un sindicato, en su esencia, no es más que un espacio de apoyo mutuo y solidaridad entre iguales, cuyo vínculo parte de compartir una misma empresa o sector laboral. El actual contexto, donde no para de crecer la desconfianza hacia los sindicatos mayoritarios, donde la precariedad diluye nuestra fuerza como trabajadoras al aumentar nuestra movilidad, inseguridad y atomización, o donde el movimiento por la vivienda y contra los desahucios nos ha aportado grandes enseñanzas a través de sus victorias; nos invita a reflexionar sobre la necesidad de reintegrar el sindicalismo en el propio barrio, pues allí es donde las trabajadoras precarias podemos encontrar el arraigo y apoyo necesarios para perder el miedo a los abusos en el mundo laboral. Pero además, la posibilidad de hacer converger diferentes realidades en lucha, más allá de la laboral o la de la vivienda, nos permite poder construir un tejido vecinal con un enorme potencial.
Si bien la OFIAM ya trabaja en esta línea, pues en estos cinco años también ha hecho frente a otras realidades más allá de la problemática de la vivienda, como el apoyo a personas presas o conflictos laborales, desde el colectivo se ha asumido la necesidad de realizar un esfuerzo para integrar en un proceso colectivo de reflexión y desarrollo al resto del barrio.
La potencialidad del sindicato de barrio radica en la sencillez de su propuesta y meta: que ninguna vecina del barrio tenga que hacer frente a ningún abuso ella sola, es decir, recuperar el propósito primario de unas asociaciones vecinales casi extintas o centradas en la gestión cultural o en su oferta de talleres, y reconstruir el respaldo social que impulse la confianza y empoderamiento necesarios para no tener nunca más miedo en nuestro trabajo o en nuestra casa.
En el actual contexto de reflujo de los movimientos sociales tras el zenit alcanzado aquel 15 de marzo, se nos plantean una serie de interrogantes que merecen que trabajemos por darle una respuesta. ¿Dónde puede acudir en el barrio una vecina cuyo casero quiere subir su alquiler? ¿Con quién puede contar un currela de Hortaleza al que no le pagan las horas extra que echa cada semana? ¿Qué puede hacer una vecina que no para de recibir cartas amenazantes del banco? Estos son sólo ejemplos que pretenden visualizar el déficit de una red que realmente afronte el conflicto y las necesidades cotidianas de todas nosotras, que coordine las diferentes y desperdigadas iniciativas que ya están en marcha dentro de esta línea de trabajo, y que construye una realidad reconocida, visible y práctica, que sea referencia en el barrio.
Esto es sólo una propuesta al necesario debate para repensar qué futuro queremos para el tejido social y organizativo del barrio, y cómo podemos materializar dichas aspiraciones. Por ello, para seguir debatiendo, os invitamos a esta reunión.