Antes, cuando era pequeña y salía de mi casa, el primer lugar a donde miraba era a la sierra. Antes se veía siempre limpia y clara.

Hace ya bastantes años que por la contaminación existente en Madrid ya no se ve así. Ahora siempre hay una gran boina gris y por encima de ella se adivinan las montañas.

También han crecido otro tipo de cordilleras, pero esta vez de hormigón y cristal.

A veces cierro los ojos y recuerdo como era el paisaje.

Ahora, si quiero ver la montaña y respirar aire un poco más puro, me tengo que desplazar hasta allí.

Pero si no puedo ir, siempre me queda el recuerdo, mirar atrás… y sentir nostalgia.

Texto y foto de Sara R. Soriano

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