David Álvarez, nativo de Ventas y hortalino de adopción, es realizador y profesor de narrativa audiovisual. Lleva haciendo documentales desde el 2003, cuando le ofrecieron su primer trabajo: una serie de películas sobre conflictos olvidados en América Latina. En el 2009, dirigió, junto con Ivar Muñoz Rojas, su primer documental musical, Dios salve al rock de estadio, y ahora presenta Lo que hicimos fue secreto, que ha recibido el premio al mejor documental musical en el Festival In-Edit.

PREGUNTA: Es tu segundo documental musical, ¿en qué se diferencian?

RESPUESTA: El primero estaba basado en el seguimiento a una sola banda, Muletrain, para contar qué supone para un grupo underground hacer una gira europea. Lo que hicimos fue secreto, en cambio, trata de reflejar, a través de muchas personas, cómo ha influido la subcultura punk en la ciudad de Madrid.

P: Pero siempre estás vinculado a los sonidos más duros.

R: El punk y el hardcore eran la música que escuchaba de adolescente y con la que empecé a conocer cosas que no me enseñaban en el instituto. En el documental, Canino, batería de Sin Dios, habla de su politización a través de la música, de cómo accedió a determinadas lecturas y conoció determinadas ideas. Para mí, el punk fue un poco esa escuela.

P: ¿Cuándo comienza el proceso de rodaje?

R: La idea de hacer un documental sobre el punk en España la estuvimos manejando, Ivar y yo, en el 2009 y la desechamos porque nos parecía inabarcable. En el 2011, yo retomo la idea, centrándome solo en Madrid. La primera entrevista que grabo es la de Nano, de Habeas Corpus, y seguimos haciendo entrevistas durante unos cuatro años más.

P: ¿Dudaste de que pudiera finalizarse?

R: ¡Siempre! Ten en cuenta que llegamos a hacer unas 60 o 70 entrevistas, algunas de más de una hora y media. Teníamos una cantidad de material espeluznante.

P: También ha habido un crowdfunding. ¿En qué medida ha sido importante para el proyecto?

R: Fue importante económicamente, pero también porque nos puso en contacto con mucha gente: se generó una red de personas interesadas en el proyecto que nos echó una mano con material audiovisual, fanzines, cintas, etc.

P: Llama mucho la atención que los grupos que aparecen en el documental sean mucho menos recordados que otros grupos de la misma época.

R: Cuando nos planteamos hacer este documental, lo que veíamos es que se hablaba mucho del tema de la movida y de la ‘nueva ola’, e incluso del indie, pero nunca del punk. Entonces, yo pensaba: a mediados de los noventa, ibas a conciertos de Sin Dios en los que había más de 1.000 personas. Y ahora lees artículos sobre grupos indie de los noventa que iban a Siroco y, a lo mejor, había 150. Ese es el detonante de hacer este documental.

P: También se habla de los centros okupados como punto de encuentro y como sede donde celebrar conciertos.

R: A finales de los ochenta, muchos grupos europeos no venían a tocar a Madrid por la dificultad de encontrar salas dispuestas a programar sus conciertos. La okupación de diferentes inmuebles hasta llegar a Minuesa, una antigua imprenta situada en Ronda de Toledo, volvió a poner a Madrid en el mapa de estas giras y dio cabida a muchas bandas nacionales como Soziedad Alkohólica.

P: ¿Cuál es la entrevista que más recuerdas?

R: Fue muy importante conseguir hablar con Manolo Suicidio. Es un personaje clave porque su puesto en el rastro era el punto neurálgico del punk en Madrid a mediados de los ochenta.

HPV32 Cartel David Álvarez

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