Desde mi ventana, les traigo, como cada verano, libros maravillosos para que lean desde cualquier lugar, bajo un ventilador, un olivo, una sombrilla multicolor o a remojo en su piscina toy. Da igual, se detengan allí donde decidan, el libro les hará viajar, sentir, emocionarse o reflexionar. Si desean una incursión en la Inglaterra del siglo XVIII, descubrir cómo vive en una granja perdida una niña inteligente, pero analfabeta, les recomiendo Del color de la leche, de la escritora Nell Leyson, una novela muy especial, arrolladora y fácil de leer.

Si desean asistir a la ceremonia del té en Japón, entender lo que son los matrimonios omiai, y, además, les gusta la literatura sin estridencias, ni tramas trepidantes, los animo con Kawabata y sus Mil grullas. Si, por el contrario, necesitan algo de acción en sus vidas, porque el mar les aburre, láncense con un clásico de nuestra literatura: Últimas tardes con Teresa de Juan Marsé. Quizá sean más de novela lírica, musical, casi un verso, entonces no duden en adentrarse en los sonidos de Todas las mañanas del mundo, del escritor francés Pascal Quignard, una novela corta absolutamente bella.

Pero, si son más de campo, de ríos, de cielos estrellados y se consideran grandes caminantes, la novela de Robert Walser, Los hermanos Tanner, puede acompañarlos en esa aventura vital. Si todavía no han leído a uno de los escritores más premiados de 2024, no duden en conocer la voz narrativa de Jon Fosse con uno de sus libros más sencillos e inquietantes: Trilogía. Es una mirada terrible hacia la sociedad. Si ustedes son más de ensayo y nada les asusta, no puedo dejar de recomendar El sol y el acero de Mishima, una crónica de un suicidio anunciado, un libro durísimo, se pueden imaginar.

“No importa lo miserable que se presente su verano, la buena literatura es el mejor antídoto”

Si nunca han leído a la primera escritora Premio Nobel de Literatura, la sueca Selma Lagerlöff, pueden acercarse a ella a través de un cuento, aparentemente de hadas: La leyenda de una casa solariega. En el caso de que les atraiga la literatura portuguesa, Lobo Antunes y su Conocimiento del infierno les puede ayudar a despreocuparse de los 38 grados Celsius hortalinos, porque ese sí es un verdadero infierno.

Para mis vecinos más reflexivos y existencialistas, les recomendaría La caída de Albert Camus; un paseo por el Sena y por toda su filosofía de la vida. Y, ya para terminar, si la novela policiaca no convencional, no al uso, no típica, les interesa: Yuri Buida con su Helada sangre azul les dejará planchados. Para este último grupo, también tengo un clásico de nuestra literatura, una novela brutal: Tiempo de silencio de Martín Santos, un verano entre la comunidad gitana y la burguesía madrileña, casi nada.

En fin, que hay libros para cada estado de ánimo y rincón veraniego, libros para no sentir ni siquiera las patitas de una mosca en el antebrazo. Sean ustedes muy felices sosteniendo un libro entre sus manos, no importa lo miserable que se presente su verano, la buena literatura es el mejor antídoto.

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