A mediados de julio de 1903, el día 13 o 14, tuvo lugar en la finca El Quinto del pueblo de Canillas el duelo a muerte entre el diputado Rodrigo Soriano y el escritor y también diputado Vicente Blasco Ibáñez. Aunque compañeros de partido, Unión Republicana, ambos diputados llevaban varios meses enzarzados en polémicas ideológicas que habían derivado a los ataques personales. Ya en abril, Blasco Ibáñez había vuelto a enviar sus padrinos a Rodrigo Soriano para organizar un duelo a muerte, pero Soriano se negaba a seguir adelante mientras no se le reconociera el derecho que le asistía a elegir el arma del duelo.
El 4 de febrero de 1903, en el periódico Pueblo que había fundado Blasco Ibáñez aparece un agresivo artículo firmado por Rodrigo Soriano, su antiguo amigo y compañero, titulado ‘Revolucionarios de entretiempo’, que provoca la ruptura entre los dos amigos, y que se saldaría meses después con el duelo en la finca El Quinto, de Canillas.
El 15 de mayo sus partidarios anduvieron a tiros por las calles de Valencia. Soriano y Blasco Ibáñez eran dos de los personajes más populares de la época en Valencia, y tiempo atrás habían sido amigos. Aunque compañeros de escaño por la misma circunscripción, les separaban grandes diferencias ideológicas. El lugar elegido para el duelo fue la posesión El Quinto, en el término municipal del antiguo pueblo de Canillas, y que hoy forma parte del distrito de Hortaleza.
Los duelos en España estaban prohibidos desde la época de los Reyes Católicos. Además, el Código Penal de 1870, vigente en 1903, recomendaba la detención de los posibles duelistas, imponiéndoles penas de prisión o destierro, si no prometían desistir de su enfrentamiento. A pesar de esta disposición, ocasionalmente seguían celebrándose algunos duelos, como es el que nos ocupa.
Era muy importante elegir cuidadosamente un lugar discreto para celebrar el duelo, y en efecto, así se hizo al elegir la posesión de El Quinto, de Canillas, para dirimir el lance. Esta finca era cercana a Madrid, idónea para curar heridas con urgencia, pero lo suficientemente retirada para no llamar la atención de los curiosos, y lo que es más importante, de la policía, por lo que resultaba un lugar apropiado.
En aquellos años El Quinto pertenecía a Araceli Mena Borrego, viuda de Pedro Mesa Flores. En El Quinto vivía su hijo Rafael Mesa y Mena, con su familia. Años antes Rafael había trabajado en la sucursal del Banco de España en Sevilla, de 1883 a 1886, y más tarde había sido diputado del Congreso en la legislatura 1896-1898 por el distrito de La Bañeza, León. De ideas conservadoras, siguió la línea política de Francisco Silvela y cuando este rompió con Romero Robledo, Rafael Mesa Mena siguió conservando la amistad de ambos políticos.
Por lo demás, y según la escasa información que se conoce, derivada de la prohibición de celebrar los duelos, el duelo debió de ser una pantomima, y todo acabó con unos tiros de pistola al aire y un apretón de manos, delante de los padrinos, para regresar después a sus respectivos domicilios de Madrid.
LOS PROTAGONISTAS
Rodrigo Soriano Barroeta-Aldamar nació en 1868, en San Sebastián, Guipúzcoa. De familia aristocrática, estudio Derecho, aunque muy pronto se dedicó al periodismo, primero en el periódico conservador La Época como crítico de arte; después, en El Pueblo, de Valencia, donde Rodrigo había trasladado su domicilio. Este periódico de línea republicana había sido fundado en 1894 por el escritor Vicente Blasco Ibáñez y contó con el apoyo económico de Rodrigo Soriano, cuando eran amigos y compañeros de redacción.
En 1901 Rodrigo Soriano fue elegido diputado por Valencia, y un año después se quiebra su amistad con Blasco Ibáñez. Tras el duelo, Rodrigo Soriano acabaría fundando el nuevo partido Republicano Radical y el diario El Radical, desde el que combatió las ideas de los blasquistas, como se conocía a los partidarios de Blasco Ibáñez. En las elecciones de 1910 y 1911 Soriano fue elegido diputado por Madrid, cargo que compatibilizó con la dirección del diario madrileño España Nueva, de orientación republicana-sindicalista.
En 1924 fue desterrado y más tarde se exilió en París. Volvió en 1931 siendo elegido diputado por Málaga. En 1934 el gobierno republicano de Alcalá Zamora le nombró embajador en Chile, donde permaneció hasta su fallecimiento en diciembre de 1944. Fue autor de numerosos artículos y escritos.
Vicente Blasco Ibáñez nació en 1867 en Valencia. Era hijo de unos comerciantes aragoneses establecidos en la capital levantina. Ya de joven se sintió atraído por la literatura y por la huerta valenciana. Tras unos primeros pasos en los semanarios El Miguelete y El Turia, inicia en 1882 la carreta de Derecho y entra en el Partido Federal, donde participa en manifestaciones y conflictos por los que será detenido en múltiples ocasiones y le obligan a asentarse en París, desde donde envía sus crónicas periodísticas a El Correo de Valencia. Acogiéndose a una amnistía, regresa a Valencia en 1891, donde contrae matrimonio.
En 1894 funda el periódico El Pueblo, desde donde lanza severas críticas contra la política que marcará los años finales del siglo, con las guerras de Cuba y Filipinas, que le obliga a huir a Italia. En las elecciones de 1898 es elegido diputado por Valencia, logrando la inmunidad parlamentaria, cargo que mantendrá durante seis legislaturas hasta 1909, lo que le obliga a realizar constantes viajes ente Madrid y Valencia.
Tampoco descuida su afición literaria y publica las novelas Arroz y Tartana (1894), Flor de Mayo (1895) y La Barraca (1898), que le consagran como escritor del momento. Le seguirán Entre naranjos (1900) y Cañas y barro (1902), donde plasma las vivencias del medio rural valenciano.
En 1908 publica Sangre y Arena, y poco después se aleja de la política e inicia una serie de viajes, por Argentina, donde pasa un larga estancia, y en los años siguientes visita París, Nueva York, México o Cuba, lugares donde es agasajado y distinguido con diversos honores, manteniendo su producción literaria: Los Argonautas (1914), Los cuatro jinetes del apocalipsis (1920), La vuelta al mundo de un novelista (1924-1925), entre otras obras más. Falleció en enero de 1928, en su casa de Menton, Francia. En 1933 sus restos se trasladaron a Valencia.



