Si preguntas a cualquier vecino o vecina del distrito cuándo se celebran las fiestas de Hortaleza, lo más probable es que respondan sin titubeos: entre finales de mayo y primeros de junio. Añadirán que son siempre en el parque Pinar del Rey, donde el auditorio, que acoge conciertos de grupos y artistas de renombre durante los festejos, y finalizan con unos fuegos artificiales a medianoche como manda la tradición.

Sin embargo, esa respuesta es errónea. Las Fiestas de Primavera de Hortaleza, que organiza el Ayuntamiento de Madrid y se celebran el último fin de semana de mayo y el primero de junio, no son las auténticas fiestas de Hortaleza, un distrito que durante siglos fue un pequeño municipio agrícola e independiente, y como cualquier pueblo tenía (y tiene) sus propias fiestas patronales.

Las Fiestas de la Virgen de la Soledad, que se celebran este fin de semana en honor a la patrona de Hortaleza, son uno de los vestigios del pasado rural de nuestro distrito, como recuerda Aquiles Obispo, hortalino de nacimiento y autor del libro Más de cien años de historia de Hortaleza.

«El origen de estas fiestas es idéntico al de tantos pueblos españoles. Tiene un componente religioso relacionado con el fin de las cosechas. Si habían ido bien, se sacaban las imágenes a pasear. Hay que recordar que en Hortaleza había bastante viñedo, y por estas fechas podía estar casi todo vendimiado», apunta Aquiles Obispo para explicar que las fiestas se celebrasen tradicionalmente, como en muchas localidades castellanas, entre la segunda y tercera semana de septiembre.

El origen de las Fiestas de la Virgen de la Soledad es remoto. Tanto que no se puede precisar por falta de documentación. Aquiles Obispo sugiere que podrían remontarse al siglo XVII, cuando el pueblo de Hortaleza se convierte en señorío y adquiere entidad de municipio, alejándose de la tradicional dependencia que tenía de Canillas, su localidad vecina, donde se cobraban los diezmos de Hortaleza.

Mapa Hortaleza CanillasDetalle del mapa topográfico nacional del año 1875 / Instituto Geográfico Nacional

Hay constancia de la celebración de las fiestas en el siglo XIX, y de las dificultades para financiarlas en un ayuntamiento que arrastró siempre problemas económicos. En aquel siglo se derrumbó la antigua iglesia de Hortaleza, y el nuevo templo de San Matías, que sigue en pie, no se inauguró hasta 1879 con años de retraso. Según Aquiles Obispo, durante aquellas décadas el consistorio hortalino tuvo problemas hasta para sufragar los festejos, que no se consolidaron hasta finales de siglo.

A partir de entonces, las fiestas patronales de Hortaleza adquirieron relevancia, y congregaban en los actos religiosos a las ‘fuerzas vivas’ del municipio, como la corporación municipal, los médicos y maestros, también la Guardia Civil. Tras el paréntesis de la Guerra Civil, las fiestas volvieron a celebrarse en los años de posguerra, los últimos de Hortaleza como municipio independiente.

Hortaleza antiguaEntrada al pueblo de Hortaleza, en 1926. Foto de A.G.A. rescatada por Ricardo Márquez en Historias Matritenses

De aquellos años se conservan imágenes que revelan la parte lúdica de los festejos, con los toros como protagonistas. «Siempre se organizaba algún evento taurino, sobre todo en la plaza del pueblo (actual plaza Doctor Calvo Pérez, donde se ubicaba el Ayuntamiento de Hortaleza). Había corridas, o sueltas de algún toro o vaquilla», rememora Aquiles Obispo.

Las reses llegaban al pueblo desde Los Cenagales (un rincón natural que se ha preservado en el parque forestal de Valdebebas) acompañadas de caballos. Esa tradición taurina se mantiene, de una forma muy testimonial, en las actuales fiestas, que incluyen en su programación un ‘encierro infantil’ con carretillas.

DECLIVE Y RESURGIMIENTO

Las fiestas patronales de Hortaleza también tenían tómbolas, cucañas y atracciones de feria, pero fueron languideciendo tras la anexión del antiguo pueblo a la ciudad de Madrid en 1949. Hortaleza perdió su independencia, en el campo comenzaron a emerger bloques de viviendas y las señas de identidad del antiguo municipio se fueron disolviendo con el cambio de paisaje.

«Al no haber ayuntamiento propio que apoyara las fiestas, ni siquiera una junta municipal porque Hortaleza no era un distrito entonces, se fueron perdiendo, porque entonces al Ayuntamiento de Madrid le sonaba a chino que Hortaleza tuviera unas fiestas patronales», señala Aquiles Obispo. En 1963, las Fiestas de la Virgen de la Soledad dejaron de celebrarse.

Paradójicamente, las fiestas resucitaron en el cementerio de Hortaleza. El camposanto del antiguo municipio estuvo amenazado al principio de los años 90 por la presión inmobiliaria. Los planes para edificar sobre las tumbas donde reposaban vecinos y vecinas del antiguo pueblo movilizó a sus familiares, que lograron detener el despropósito. Aquel grupo de hortalinos recuperaría las fiestas en 1993, tres décadas después de su última celebración.

Los promotores de las fiestas crearon en 1996 la asociación Pueblo de Hortaleza, a la que pertenece Aquiles Obispo, un colectivo que agrupa a hortalinos de toda la vida, descendientes de las familias del antiguo pueblo que ejercen de guardianes de tradiciones como la procesión que este domingo recorrerá las calles del casco viejo. Por la noche, las fiestas finalizarán con una orquesta en la plaza de la calle Mar de Japón. Un rincón que este fin de semana traslada, como en un viaje en el tiempo, a las antiguas verbenas del pueblo que fue nuestro barrio.

Procesión Virgen Soledad 1Procesión de la virge a su paso por la calle Mar de Japón / Foto Photoleza

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