Cuando la realidad es abrumadora, buscamos un refugio. Unos se agazapan en lo cotidiano, en la monotonía de lo doméstico; otros llenan sus horas de una actividad frenética que distorsiona el tiempo hasta acelerarlo y sentir que todo va más rápido
Cuando la realidad es abrumadora, buscamos un refugio. Unos se agazapan en lo cotidiano, en la monotonía de lo doméstico; otros llenan sus horas de una actividad frenética que distorsiona el tiempo hasta acelerarlo y sentir que todo va más rápido
Me pregunto si no sería maravilloso que, en esas horas en las que recorremos tranquilos los rincones del barrio, nuestro lado más humano y creativo se ejercitara con nosotros y nos hiciera un poco mejores
Escribía Thoreau que “los individuos, como las naciones, deben tener adecuados y amplios límites naturales, así como un considerable terreno neutral que los separe”. Me pregunto si no serán nuestros parques ese terreno neutral
Quizá ninguno de ustedes se haya dado cuenta de que en nuestro barrio hay unas excelentes vistas al mar. Un inmenso océano que se alza majestuoso. El horizonte cambia sus tonos verdosos a azulados, según la hora del día, la estación, la temperatura