Urge una regulación que anteponga el interés del ciudadano al de un puñado de empresas cuyo método de implantación no ha elegido nadie
Urge una regulación que anteponga el interés del ciudadano al de un puñado de empresas cuyo método de implantación no ha elegido nadie
Ciertas manchas, más si destacan sobre el fondo blanco de una camisa, nos hacen sentir sucios, incómodos, torpes. No podemos evitar hacer un mundo alrededor de ellas
El taxista en cuestión se llamaba Daniel. Y el caso es que, observándolo a través del espejo (desde el asiento trasero), me dio por pensar que era yo quien conducía llevándome a mí mismo a casa
No hay control sobre los precios, no hay posibilidad de arraigo, de pertenencia a una zona o un entorno. Poco a poco, euro a euro, nos están echando del mapa
El pez gordo aprovecha el aturdimiento general para cobrarse nuevas víctimas sin apenas esfuerzo
Mercedes ahora llora bajo la ducha porque es el único espacio donde puede disimular el llanto si entraras de repente a afeitarte
Un amor que nació espontaneo y ningún dios inventado podrá jamás amordazarlo, ni habrá ley regresiva capaz de cambiar la cadencia de sus latidos
Estábamos hechos el uno para el otro: teníamos el mismo, exacto, sentido del humor, la misma visión cínica del mundo, los mismos miedos o las mismas ansias
Siempre acabamos encontrándonos aquí y siempre acabamos retomando lo que dejamos por imposible en las fiestas pasadas
Me dijo: “Sé tú mismo”. Como si fuera tan fácil saber quién eres y obrar en consecuencia
Me llegan noticias del cierre del mercado de Mar Negro y, claro, me apeno y me odio aún más. Cerró por mi culpa
En apariencia, todos somos normales. También los asesinos en serie, también los maniacodepresivos, también los banqueros, a simple vista, son normales
Nunca está de más darle cierta visibilidad al compromiso de construir un mundo más justo, más igual, a través de un gesto tan pequeño
Lo difícil es pensar, hacerse cargo, que el amor es y ha sido siempre el principio y el final de todo
No cabe nada más después de esas cuatro palabras. Tras un “Ya no te quiero”, no hay discusión ni vuelta atrás posible