No se trata de una cuestión estética ni de un capricho. Es un tema de salud pública. Así se pronuncia Cristina Keller, portavoz de la asociación vecinal de Manoteras: “Los vecinos manifiestan la existencia de un elevado índice de afectados por enfermedades diversas, asociadas a la influencia de estos campos [electromagnéticos], tales como cáncer (también en niños), depresiones, anginas de pecho, insomnio, ictus, infartos, falta de concentración, fatiga, irritabilidad, migrañas y problemas cardiovasculares, entre otras dolencias”.

¿QUÉ SE DENUNCIA?

Por ello se ha denunciado, además del cableado visible, la existencia de, al menos, seis centros de transformación de electricidad de Gas Natural Fenosa soterrados en edificios de viviendas. En la mayoría de los casos, protesta el vecindario, “están en situación de ocupación ilegal, carecen de licencia (actividad, uso, cesión por parte de los propietarios…)”, además de que no están registrados con escrituras de propiedad, pero disponen del espacio “sin pagar a las comunidades de propietarios durante más de 40 años ni asumir impuestos, IBI o catastros”.

La denuncia vecinal también hace referencia a las irregularidades que se permite la eléctrica, como “alojar en el mismo espacio, con ánimo de lucro, a otras empresas como Vodafone…, ¡y sin el consentimiento de los propietarios!”, declara un vecino del 187 de Cuevas de Almanzora, uno de los bloques afectados por el soterramiento que, ya en el 2014, denunciaron la situación con 22 firmas de los 12 pisos.

En aquellas fechas, la Fiscalía recibió las declaraciones de los vecinos del inmueble tras el fallecimiento de tres personas en dos años y los ruidos y vibraciones que la subestación producía. Hubo casos en los que se estuvieron medicando por vértigos y acúfenos cuando, en realidad, se trataba del ruido que todos tenían que soportar. Esto ha venido provocando “dolores de cabeza, ansiedad y problemas de concentración, insomnio…”, algo que Julián y Ana, especialmente, se esfuerzan en explicar, pues son quienes residen en el bajo que hay sobre la subestación.

PRIMEROS PASOS

El apoyo del Pleno, que aprobó la propuesta vecinal el pasado mes de diciembre, ha supuesto un rayo de esperanza y también la visita del doctor Alejandro Úbeda Maeso, experto en campos electromagnéticos del Departamento de Bioelectromagnetismo del Hospital Ramón y Cajal y responsable de los estudios en radiación no ionizante del Instituto Ramón y Cajal de Investigación Sanitaria (IRYCIS), quien, el febrero pasado, acudió al barrio junto a la asesora de la Junta Municipal. Pese a que se trataba de un primer encuentro no anunciado, un buen número de residentes se dieron cita sin que hubiera convocatoria alguna. La expectación fue grande, ya que se necesita un estudio para que la compañía eléctrica se sienta aludida.

¿QUÉ HAY QUE HACER?

Hay soluciones, comenta Cristina Keller, “como el retranqueo a zonas habilitadas a tal efecto y exteriores a los edificios”, lo que eliminaría “ruidos, vibraciones, trasiego de operarios, riesgo alto de incendio, emanación de gases y aguas residuales de la refrigeración del centro de transformación y exposición prolongada e incesante a campos electromagnéticos con las consiguientes enfermedades que conllevan”.

Según informaron en Gas Natural Fenosa se puede pedir el retranqueo, pero los costes, que ascienden a unos 60.000 euros por centro de transformación, deben ser abonados por la comunidad interesada. Por otra parte, según los vecinos, el Ministerio de Energía, Industria y Turismose desentiende completamente y se limita a decir que todo está correcto según las inspecciones que realiza periódicamente la propia compañía eléctrica cada tres años”.

Con indignación, Cristina explica que “todos los ciudadanos abonamos un canon en la factura en concepto de averías y mantenimiento que, por lo que se ve, no deberían cobrarnos”. Pero lo importante, como recuerda Cristina y recoge el reglamento, y lo primero es “la seguridad e integridad de las personas”, una norma básica cuyo cumplimiento pasa por la movilización, la búsqueda de apoyo e, incluso, un desembolso para que se lleve a cabo el estudio porque estos vecinos que conocen el problema saben que, con ello, les va la salud y la vida.

 

(Visited 1.299 times, 1 visits today)