Víctor Lago es un soñador. Músico, diseñador gráfico, técnico de sonido, licenciado en Derecho, máster en marketing, hortalino. Y soñador. Pero los sueños a veces devienen pesadillas. La de Víctor empieza hace tres años, en la final de la Copa Confederaciones entre Brasil y España.

Pongámonos en situación: “Me emocioné más con el himno de Brasil que con el nuestro”. Frente a los brasileños cantando a voz en cuello su himno (“Las márgenes plácidas del Ipiranga oyeron el grito retumbante de un pueblo heroico… ¡Oh patria amada, idolatrada, salve, salve!”) visualicemos a esos futbolistas de La Roja mascando chicle, tocándose la cabeza y mirando al suelo mientras sonaba chunda, chunda, tachúnda chunda chunda chunda chundachún tachundachun dachún. El oprobio de Víctor, que se conjuró: “A esto hay que ponerle una solución”.

Su solución: sustitúyase el susodicho chunda chunda por: “¡Gloria!, ¡Patria!, supremos estandartes que cada español ondea en su corazón”.

¿Cabe eso en España en el siglo XXI? “Creo en el poder de las palabras. Tienen mucha fuerza. Crear vínculos en vez de separar es buena idea”, asegura. Porque lo nuestro no es normal: “No puede ser que España sea uno de los tres únicos países que no tienen un himno con letra”, subraya.

Nuestro problema, aventura, es que nos liamos con lo de la patria. Él, nacido en Hortaleza, ha vivido tres años en Los Ángeles: “Hay mucha polémica por la palabra patria. En Estados Unidos no tiene nada que ver con el concepto español, no les entra en la cabeza nuestra división”

De ahí su propuesta de letra: “¡Gloria! ¡Patria! Valores inmortales que nuestra nación defiende con honor”

Una letra que tampoco es fácil de clavar en un himno de granaderos del siglo XVIII: “Tardé casi seis meses, llené medio cuaderno”. Y eso que es concienzudo: “Estudié 130 himnos para esta letra”. Incluido el de la Comunidad de Madrid, que García Calvo escribió hace más de 30 años con un tono levemente sarcástico (“Y en medio del medio, capital de la esencia y potencia, garajes, museos, estadios, semáforos, bancos, y vivan los muertos: ¡Madrid, metropol ideal del dios del progreso!”).

¿HIMNO PARA EL BARRIO?

Puestos a escribir letras de himnos, ¿qué diría el de Hortaleza? “Debería hablar de su gente, de su cercanía”. Víctor nació y creció aquí, hasta que hace cuatro años se fue a Rivas. Y aún así todos los días trabaja en el barrio.

¿No le molestan los exabruptos que recibe? “Soy consciente de que algunos no lo consideran su himno, me lo dicen cada día”, afirma. Pero escribir letras de himnos también tiene su lado bueno. Su iniciativa ha salido en casi 200 medios, y recibe el apoyo de mucha gente común: el pasado 2 de diciembre, entregó más de 11.000 firmas de apoyo en el Congreso. “Mi himno ya no es mío, es de ellos, gente que se emociona y casi llora” cuando oyen la letra que propone para el himno: “Pueblo noble, de espíritu valiente y conquistador forjado bajo el sol”

Entre los interesados por su propuesta, gente de calidad: Rajoy y Rivera le contestaron. También los reyes (va de suyo: el himno se llama Marcha Real): respondieron Felipe VI —al anterior monarca se lo remitió pero no contestó. Estaría en sus cosas— y la reina Letizia, que también se interesa por estos asuntos. Ella es periodista, ya saben, al cabo de la calle.

No pide un duro por su propuesta. Tiene bastante con lo suyo (en enero edita su segundo disco, Latidos), y se conforma con algo más elevado: “No sé lo que daría por que un estadio completo cantara una letra, sea o no la mía”.

Esperemos que así sea algún día que nos vaya mejor que el de la Copa Confederaciones de 2013 que despertó el ansia patriótico-musical de Víctor. Aquella noche aciaga los brasileños nos metieron 3 a 0.

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