Más de una década ha tenido que pasar para que el equipo femenino del Liceo Francés de rugby vuelva a la categoría regional. El club, que luce dos Copas de la Reina en sus vitrinas, fue uno de los punteros a nivel nacional en los años 90. Después se difuminó.

Con esfuerzo, han logrado reunir a 33 jugadoras para competir. Culpable de este proyecto, que comenzó en 2011, hay que declarar a Álvaro Montero, entrenador elegido para reinventar al equipo.

Debido al incremento de jugadoras, la Federación Madrileña de Rugby creó, la pasada temporada, una liga de Promoción para aquellos equipos que estaban arrancando. Ese fue el punto de inflexión.

El 10 de enero se proclamaron campeonas de liga y con ese impulso han saltado a la deseada regional. “No tiene tanto mérito porque han pasado casi todos los equipos de Promoción”, asegura Marina Seral, la capitana más joven del equipo que lleva 10 de sus 18 años pegada al balón oval.

Derroches de humildad a parte, las liceístas han vuelto para quedarse. Blanca Die, la verdadera capitana, anunció en El Futbolín de Hortaleza de Radio Enlace que el objetivo ahora es “consolidarnos y jugar en regional desde el principio la próxima temporada”, en lo que coincide la capitana más veterana.

Elena Díez de la Lastra formó parte de la España campeona de Europa. Tras una década de retirada, regresó al equipo la pasada temporada y se muestra ilusionada. “Este equipo me recuerda al Liceo de hace años”, reconoce.

Trece años fuera de la competición han servido para cogerla con ganas, sin importar dónde está el límite de esta generación de rugbiers liceístas. Ilusión no les falta. Marina, quizás por su juventud, sueña con alcanzar algún día la División de Honor -máxima competición nacional-. “Queda mucho, pero con jugadoras y con ganas podemos conseguirlo”, concluye.

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