Llego a la Galileo tras la marea de atascos. ¿Irán todos a la fiesta de la Cabalgata de Hortaleza? La SER está dando el primer resultado del escrutinio al 1 por ciento. ¿Estaré soñando? Desde Moncloa no se sintoniza Radio Enlace, eso debiera preocupar al que reside en la Moncloa. Encuentro un hueco de chiripa y voy directo al número 100 de la calle Galileo. Abrazos y besos. No hay duda, me reencuentro en el barrio y, de nuevo, Chamberí se ha hecho Hortaleza.

Dos Cristinas y un Josemi en la puerta explican lo de las papeletas. Lanzo un escrutinio de mesas, que no son electorales sino de quienes primero han llegado para disfrutar en primera línea de un espectáculo único, la gran fiesta barrionalista de Hortaleza. ¿Llegará un día en el que votemos la segregación de Madrid?

Hay sitio. Es la primera vez que encuentro mesa en diez años. Son las nueve y cuarto y el ambiente empieza a caldearse. Están montando una cámara y el escenario muestra guitarra, batería y teclado. Sin duda, hoy es diferente. Son muchos los encuentros de la cabalgata en Arapiles. Este lugar fue épico contra los franceses y lo volvió a ser con la Sánchez Gallar, esa acronía que trató de privatizar una tradición “de toda la vida” por motivos que nunca terminaron de desvelarse.

Cristina Sandoval es nuestra informante. El cronograma de risas y espectáculo me llega en un periquete por wásap. También recibo mensajes de una timba que apuesta por los resultados electorales en Cataluña, pero los que no paran son los mensajes del rocódromo de Manoteras, casi a punto de estrenar la gran reforma que han compartido y ajenos a que el barrio se ha trasladado por un par de horas al occidente de la ciudad.

Aún quedan voces de la campaña de juguetes. Sí, sí, en buen estado, pero aún faltan 15 cartas que distribuir. Los ayudantes anónimos de los Reyes Magos trabajan a toda máquina. Cuando se celebre la Otra San Silvestre es posible muchos de los sueños infantiles se irán completando en un ‘Tetris’ colectivo y anónimo de solidaridad.

21:30 Empieza la noche

Puntual, Agustín Jiménez (no hay espacio en la web para presentar todo su currículum de genialidad) sale y vuelve a salir: “Salgo como si no nos conociéramos”. Se cae el techo a aplausos, pero da las gracias y, con la boca pequeña, dice “falsos”. Nos cuenta que hay una caja para el pago de la multa de Patricia. Todavía colea aquel desahucio de 2012: “Os acercáis en el intermedio”.

La promesa es arriesgada: “Tenemos mucho humor esta noche”. Agustín muestra la chaqueta que se ha comprado en Zara. Cualquier elemento es un buen recurso para el humor. Y el monologuista se lanza a saco: “Me gusta medir la edad que tiene el público: “tigres, leones…”. El público responde a lo Torrebruno “todos quieren ser los campeones” y Agustín certifica: “¡Qué mayores que sois!”. La prueba científica se repite con “¿Cómo están ustedes?” y con “Chiripitiflautica”. La primera hipótesis agustiniana se confirma: “Hay gente aquí en blanco y negro”.

SBM5826Agustín Jiménez vuelve a ejercer de maestro de ceremonias en la sala Galileo Galilei. Foto Sandra Blanco

De ahí se llega al conflicto generacional, a su hijo de 16 años, al ‘escay vs Skype’, a las advertencias de su madre a la puerta del colegio, a… ¡El público estaba entregado! Entonces llega la pregunta sobre el barrio y suena Manoteras, Canillas, San Lorenzo, la UVA, Sanchinarro, Valdebebas…

La sociología agustiniano-jimeneciana es nominalista y encuentra en los contrapuntos del personaje de Marco de la serie de Heidi un correlato con Narcos. Así se explica el lenguaje generacional en monólogo surrealista que comprende que la arena de la alfombrilla es tiempo perdido.

Podría continuar solo toda la noche. No habría cansancio en el público porque es como estar con los colegas, pero la noche viene cargada y, con un pequeño cambio en el orden de las actuaciones, Agustín presenta a Raúl Navareño, recién llegado de La Chocita del Loro de Gran Vía haciendo “reír a carcajadas” con su show Échale confeti.

21:45 Raúl Navareño

A la fiesta de la cabalgata, Raúl llega sin “confeti” pero su presencia es más que suficiente. Otro con tablas. El escenario es suyo, no es del barrio pero se le adopta de inmediato. Él participa de modo altruista y sabe que también el público está allí por mismo: ¡Fiesta de la cabalgata! Así que Raúl Navareño comienza sincerándose sobre su barrio y su “mamá”. No tiene compasión con los musicales y su viaje al Congreso hace desternillarse al público. Suben metafóricamente al escenario las tragedias de los periódicos y el propio Álex Ubago.

Raúl nos habla de todo, desde Mecano a la Casa Real, de la magia a las calles en las que nos manifestamos. Cuando logra que el público afirme que son pocas las manifestaciones en Madrid, organiza una encuesta para demostrar que “somos muy cotillas”. Y es cierto que nos gusta contar cosas en España, especialmente cuando eso nos sube la adrenalina como con la chica de la curva. Risa y más risa para radiografiar el país y el mismo mundo. Raúl sale del escenario como hortalino. Ya es de los nuestros.

SBM5746Raúl Navareño es otra de las figuras de la noche. Foto Sandra Blanco

Para dar paso a la siguiente actuación, Agustín Jiménez recuerda a su madre, una madre cuyo guión se repite en cada casa con la sensación de que todos lo han vivido en el esperpento de la hipérbole, Entonces se oye el ruido de un vaso roto. No queda atrás el padre. Agustín se desabrocha un botón de la camisa y ofrece su corazón.

22:04 Pilar de Francisco

Camisa roja, pantalón vaquero, botas de media caña, melena larga y rostro mediterráneo. Se presenta por su nombre, Pilar de Francisco, e invita a usar su nombre completo o la ‘versión pdf’.

Estamos en fecha y Pilar entra con el tema de la lotería. Razona y se retrata. Ella pertenece a una generación que va al INEM para no perder el contacto con los compañeros de facultad. También su familia entra el espectáculo, una familia catalana de Madrid con sobrina independentista. Los cazadores de pikachus aplauden y ella explica lo que le pasa cuando ve su vida como una película y al final Boyero hace la crítica (un comentario que tuvo muchos retuits tras el estreno de Stars Wars).

Entonces Pilar va a hablar de los Reyes Magos… Se produce un silencio. En primera línea, ha descubierto que hay un niño. Le pregunta y oímos que tiene 11 años y que se llama Gonzalo. “¿Sigo o no sigo?”, se pregunta a sí misma a media voz y la respuesta se hace evidente. Con todo el público como testigo, Gonzalo pide una ‘Play’ a los Reyes Magos. Sin duda es su noche. Pilar da un giro de 180 grados a su monólogo y se centra en su gato, un animal cada vez más extremista. PdF es joven pero ya tiene buenas tablas. Se despide pidiendo un aplauso para Gonzalo y su juguete.

SBM5775Pilar de Francisco durante su monólogo en la sala Galileo Galilei. Foto Sandra Blanco

Son las 22:16 y vuelve Agustín para una nueva transición que es en sí un espectáculo. ¿No le habéis oído la voz de fucker? ¿De cuántos registros puede hacer gala este maestro de ceremonias? Entonces el uso de las apps se convierte en la diana de esa lógica monologuista que le da la vuelta a la realidad.

¿Alguien se ha fijado en la música de los centros comerciales? Son solo dos palabras, el contrapunto a las canciones curradas Rafa Sánchez, nuestro cantautor de Manoteras. Es el momento de presentar la siguiente actuación, Tribu Samarkhanda, una escuela y un grupo de danza que ha ganado muchos festivales. Se hace el silencio. Agustín hace un gesto al técnico de sonido. La música no entra. Vuelve Agustín; sí. ¡La música! ¡Viajamos por tiempos y geografías inmortales!

22:25 Tribu Samarkhanda

Ahora arranca la música con Last of the Wings y dos danzarinas orientales se mueven al ritmo del Rif y del más oriental Bollywood. Seguro que yerro en esta presentación. La sala se llena del grito de las mujeres norteafricanas, del cimbreo de las ajorcas y del sonido de los crótalos que dan entrada al rojo, morado y verde de las faldas luminosas. Seguimos el ritmo de Elila farah.

¿Quiénes son estas mujeres? Sus nombres artísticos evocan historias: Penny Lane, Seydköna y Merys. Sus cuerpos son herederos de un baile ancestral que desde antes de Sumeria ha inflamado el fuego de las noches al ritmo de la danza del vientre, danza oriental, belly dance, raqs sharqí, raqs baladí… Mil formas del culto a Ishtar y a tantas diosas.

Pero tres días después, como un oráculo, desde Tribu Samarkhanda, se define la realidad se sus protagonistas: «Lo que bailamos no es danza oriental/raqs sharki, sino American Tribal Style, las raíces de la danza tribal fusión.  Los movimientos son similares pero la actitud, vestuario y pensamiento, son diferentes. El ATS es un lenguaje no verbal entre las bailarinas. No hay coreografía sino que se improvisa en el momento a base de comunicación entre nosotras. Y siempre es grupal para empoderar a la mujer y su círculo de hermanas frente al modelo de la solista habitual de danza oriental con traje de brillos de swarovskys. De ahí que la música pueda ser folk, celta o rock, mientras que en danza oriental es más bien todo música árabe.  El tribal es… la hermana rebelde de la danza oriental.» Gracias, Tribu Samarkhanda.

El sonido y la luz de sus cuerpos se fusionan en las retinas de la sala. Son mujeres reales que crecen y se empoderan difuminándose con la música para despedirse con un inquietante lenguaje de manos.

DSF0802Tribu Samarkhanda (Penny Lane, Seydköna y Merys) trajo luz, color, danza y exotismo a la fiesta de la cabalgata. Foto Sandra Blanco

El siguiente tema, Sverker, suaviza el ambiente para recuperar la marcha circular con rasgos nórdicos. Predominan las voces masculinas como un coro que las corteja mientras las dos danzantes concentradas hipnotizan al público y los pasos de un ejército de generaciones aúna con su percusión los corazones de la sala. Casi hieráticas, la seducción de lo estático aliena los sentidos tras el movimiento de las manos y la oscilaciones del vientre. Aires celtas y fondo oriental. Locura y desenfreno de los tejidos que caen de las caderas y de la belleza sin tiempo que llena la sala Galileo.

Los crótalos marcan ahora la armonía y no hay ritmo que no pueda ser sometido a lenguaje de las danzantes: ritmos de rock y fusión de momentos eternos. Pasamos de Hortaleza a Samarkanda y de ahí a Gales y a Estambul. Juego de muñecas, caja de música circular que da vuelo a una alegría que estalla en la sala. De las cabezas, un movimiento que asiente. Los móviles roban lo que la mirada no atrapa. ¿O es al revés?

Cada movimiento es medido. El público reprime un aplauso impaciente. Las diosas no han finalizado, sus cuerpos contienen la música y allí se ofrece hasta la última gota. Como una ceremonia, el culto se ha cumplido. Penny Lane, Seydköna y Merys salen discretas. Explosión de aplausos para las sacerdotisas de Tribu Samarkhanda.

Vuelve Agustín y son las 22:37. “¡Estamos a tope! ¡Esos caramelos para esa cabalgata!”. En esta transición, el maestro de ceremonias repasa la teletienda y los más inverosímiles inventos o anuncios de las madrugadas. La sala ya se llenó del todo. La gente aguanta de pie y se no se resiste esparcir las carcajadas. Hemos vuelto al mundo bajo el prisma de Agustín Jiménez: cucarachas, colchones inflables…

Ya es el momento de presentar al siguiente artista. Agustín da alguna referencia: ha ganado casi un campeonato, ha sido el segundo certamen nacional de la comedia, actúa en la Chocita del Loro de Carabanchel y ha participado en series como Acacias 38, Mar de plástico y Hospital Central.

22:40 Luis del Coto

Gran aplauso para recibir a Luis del Coto. Se presenta. Tiene fama de conflictivo pero piensa que es sincero. Ahora el humor negro se entremezcla en el monólogo pero un giro infantil lo lleva al humor inteligente. Como cualquier monologuista, las ha tenido con todo; por ejemplo, la Guardia Civil.

Llega un chiste subido de tono y Gonzalo, descubierto por PdF, aplaude de espaldas a sus padres. Luis nos cuenta la vida familiar, los dos hijos, el caso que les hacemos a unos y a otros. Las hipérboles familiares son una radiografía íntima de los tópicos inefables de la crianza: “Te la lían a cualquier edad”.

Las nuevas generaciones están programadas para el mal. Luis del Coto fue a un colegio de monjes caolín. Antes era más fácil ser padres. “¡Y qué decir de los madrugones de los sábados y domingos para llevarles al fútbol infantil!, sobre todo por las hostias entre los padres”. Paranoia del lado colega. Así, sin darnos cuenta ni del tiempo ni de que los camareros nos han retirado las botellas vacías, Luis del Coto finaliza su actuación. Aunque sea de otro barrio, ya ha pasado a la lista de hortalinos.

SBM5813Luis Coto, sin pelos en la lengua, se ganó al público. Foto Sandra Blanco

Regresa Agustín Jiménez y ya son las 23:01. Abrazo de compañeros. Vamos hacia el cierre. Pero algo dice Agustín de Hortaleza como la antigua Florencia: “Oye que de aquí salieron los Porretas”.

El micro se transforma en contrabajo y cada nota de la escala música arranca nuevas risas. Domina los tiempos y nos sitúa en el salón de casa viendo esa televisión y mojando una magdalena que, dentro de esa lógica inefable, nos lleva a la baba de caracol. Una segunda cámara se une a la grabación y en el aire queda la pregunta: “¿Cómo estresas a un caracol?”

23:14 In Good Spirit

El grupo de góspel dirigido por Nacho Briones empieza a salir a escena: uno, dos, tres,… dieciséis…, veintitrés… Desde nuestra posición no estamos seguros mas de que no hay centímetro cuadrado libre sobre el escenario. Agustín traduce In Good Spirit “como de buen rollo”. Habrá que comprobar el dato que Agustín comenta: “será la primera vez que haya más gente en el escenario que en el público”.

Nacho invita a quien quiera incorporarse: “Para quien no sepa cantar, este es su grupo; para quien sepa…”. Hay dudas de si van a caber en el escenario pero va a comenzar la actuación y se recuerda la causa de Patricia.

Ellos a la derecha del público. Ellas, a la izquierda. Ellos, corbatas amarilla, morada, naranja, beige… Ellas, fulares rojo, rosa, azul, amarillo… Ellos, 8. Ellas, 25. Por fin hemos podido contar (¿o no?). En el centro, una cantante salta desde su silla de ruedas y la primera vocalista nos lleva a los ritmos afroamericanos,
Van a ser ocho los temas que interpreten:

Swing Love
Battle of Jericho
Hosanna
Shosolosha
Down by the River side
Jesus Brought me out
Happy day
Ride on

SBM5907El grupo de góspel llenó el escenario e hizo vibrar al público. Foto Sandra Blanco

Pero esta información nos llega al día siguiente. En el lugar, anotamos que el ritmo se repite en el cabeceo de las primeras filas del público, que con el segundo tema nos llega la mejor música del mejor Broadway y que en el tercero una cámara se mueve por las mesas en la oscuridad mientras se escucha repetidas veces la voz aramea hosanna, sálvanos. Puro góspel.

Nacho con su guitarra dirige. Se repite un nombre, Jesús, pero se oye /yésus/. El director anuncia la penúltima. Nadie se lo cree y recuerda la invitación para incorporarse al coro: “Si cantamos mal, perfecto”. Si es así, esto es un milagro. La sala Galileo se ha convertido en una iglesia afroamericana. “Very well, very well”, entonan. El ritmo sigue in crecendo y en el escenario levantan las manos. La cabalgata ya galopa. Objetivo conseguido. África también está. El coro de góspel entra en calor y dos sombreros anuncian un nuevo tema.

Dicen que ha sido la última. El público grita otra. Responden que no saben más. Nadie se lo cree. En segundos se oye el archiconocido Oh Happy Day! con las voces entregadas de un coro multicolor. La vocalista, que hace volar la coloratura de los agudos a los graves mientras estalla el coro como una sola voz que suelta todos los ritmos y todas las energías sobre una euforia que ya ha saltado a las mesas y las palmas se unifican en un sola canción. Es un día alegre, happy day de la cabalgata de Hortaleza.

Esta es la primera vez que In Good Spirit canta con una banda. Hay aplausos para el director, para el técnico de sonido, para los que han montado esto…
Ahora vamos por la última pero nos recuerdan que están ensañando en Pinar de Chamartín.

Último tema. Coreagrafía sin desaliento. Cuerpos que chocan, que levantan las manos. Fiesta, fiesta, fiesta… Fiesta de la cabalgata, sala Galileo Galilei. A bombo y platillo con The Good Spirit. Agustín emplaza para el próximo año: “Si no pones para la cabalgata es que eres una rata”.

23:20 (hora no real) Cierre, encuentros y abrazos

Se encienden las luces. Agustín invita a salir: “¡Lo que cuesta echaros de los bares!”. Y recuerda la caja de resistencia y señala a Robles de Radio Enlace. Es el punto de referencia más fácil de localizar por estatura e implicación. Algo se va oyendo del recuento electoral en Cataluña. La despedida es familiar. Tardaremos en salir. Hay muchos abrazos. También quedan más actos. Hay que financiar muchos sueños. Este colectivo es imparable. Gobierne quien gobierne, la cabalgata de Hortaleza es un esfuerzo vecinal capaz de cruzar la ciudad y el océano. Arapiles recupera la sala Galileo Galilei aunque esta viaja hacia Hortaleza otra noche más en los corazones tras diez años de hacer lo imposible.

SBM5954Agustín Jiménez, charlando con los asistentes tras bajar del escenario. Foto Sandra Blanco

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